Apenas me lanzo,
convencida
de que la luz anida en tu pupila,
lo compruebo;
tus aguas penetrantes
acampan a sus anchas
en los paisajes de idilio
que me dan vueltas,
cada vez que el lance introspectivo,
saca una nueva canción de mi alma…
Y sabe a delicia,
dejar que sepas
que este gentil atropello,
me estimula,
cuando el dorso de las siluetas
estiran su sombra,
creciendo juntas
en la hora de los sueños
y al colorear las fragancias
con la tremenda habilidad
de deletrear en mis labios
la galería de tus secretos exultantes…
Estoy adorando
que te ensartes en mi lengua
con tu fuego sagrado;
hacer arder la soledad
y decidir que eres el curso
de lo que quiero
y ecualizarlo,
aunque para el resto del mundo
sólo sea una acción superflua,
siquiera pensarlo…
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