La Música de tus Ojos

Emite tu mirar un rumor incauto
y te oigo venir, a mi compás;
respirar en mi avance;
purificador,
simultáneo;
resides en ese fulgor sonoro
que me energiza…

Un bocado luminoso,
apenas una pizca de claridad
en la degustación
que inmuniza las partículas
y cuyo sublime abrillantamiento,
sintetizo…

Creo en la dulce entropía
que nos combina para crear algo nuevo,
cerca de la inmortalidad;
un sangramiento, en sí mismo
que se deja correr
en continuo desborde,
sin otra intención que marcar el pulso
de lo inacabado…

Te puedo ver brillar
desde el costado oculto de la noche,
donde mis ganas vibran
y percibo el escape de lo transitorio,
porque eres la gota que colma mi vaso;
preservas la pureza de todo
que se vuelve salvaje,
como un reclamo…

Empedernida

Hundida
en lo alto de tu lengua,
estoy sujetando esta luz derretida;
colmándote la boca del frenesí
que me embebe de sólo pensarte…

La probabilidad de apalabrarte,
me confiere la posibilidad de una certeza
cautivada por la silueta de los sueños
y su arista de intrepidez,
como la de los astros
y su horizonte, cribando la luz
o las deidades de la noche,
señalando el manantial esencial,
mientras el balance del péndulo
juega con las ocasiones que se antojan
de esta sincronía…

La antología que perturba toda razón,
ampara enigma y sacrilegio;
misteriosos mensajes bordean
la introspectiva del silencio
y va plasmando una transmisión
que desborda toda lógica;
la perla del alma y su cristalización…

Eternamente II

El breve instante me abduce
y voy directo a ti,
cuando te creo y me rompo
y eres
principio y fin;
altar y sacrificio;
puñal que me sorprende
en su fondo;
fe y desvarío,
arrasándome…

Sabe amar tu correspondencia,
hundida en la parte de la noche
que me mira,
cogida de tu sueño interminable;
a la altura que me une a tus ojos;
en la terrible seducción
donde me aguardas
y revolotea el deseo salvaje,
cualidad del viajero en la ocurrencia
de prestarnos los silencios…

Hay algo en la luz que me acaricia,
cuando el rumor de tu nombre
nos conecta
y el original deseo
me tienta a esta mortalidad;
la escena corrupta, me suelta,
sin resignar el embeleso,
mientras me embebo de tu sed asesina…

Resuena el ámbar del olimpo;
la efusión de un pergamino invisible,
surreal
palpita y hurga las cicatrices
con símbolos sin tiempo;
péndulos y tulipanes,
actuando,
como llave solar
en este mágico suceso…

Vorágine

Al doblar el aire, de improviso,
contigo, la luz
juega al escondite…

El amplio balcón que convence
la panorámica más vistosa,
insiste en mantener mi atención
entre tus cosas…

En los libros de la noche,
tu lengua me aprisiona;
siniestra, acontece;
arrojas cargas de ilusión por el ático
que comanda la línea del tiempo
y por todos lados te me sales…

Me cubres de tus letras,
tu hierba santa;
circundante polvareda de magia
tras el crepúsculo,
emitiendo un rumor en mi cabeza;
misticismo primordial,
pausando la lumbre entre los dos…

Haces
que trace una espiral
a través del temporal que incurre,
como grácil coronación;
que concuerden, con mis partes,
tus ganas,
mientras alguna forma de caos,
redirige mi foco…

Nos debemos al hecho de amarnos,
empacando lo que somos;
el resumen
de una mágica comunión;
un diseño de lo ignoto…

Huso

Apetezco, de tu alma,
la mortal puntada
que nos funde los tejidos,
cuando me libras del peso
y, de algún modo,
tu hilo arabesco se introduce,
bordando un delirio
que me arruina…

Me seduce tu resol de encanto
que no vacila en secuestrarme la vista;
curarme con su oro mullido,
cuando el punto del telar ampara
un fondo de colores
estampado…

Vas enrollando mis hebras nacaradas
en los dedos del aire
para que, al paso por la urdimbre
que es tu verbo,
musiten los libres telares del cosmos,
la madeja que recoge mi lamento,
hilando fuego índigo;
convertirme en un chal de piel,
cuyo entramado cobije tus escalofríos
y te sienta, una y otra vez…

Espigas Carmesíes

Me abres y cierras;
me tocas y arrancas;
tus manos me inyectan su misterio;
me consienten
y, aferrada a su fugacidad,
la zona despiadada entretiene el silencio
de escucharte toda la vida,
a bocanadas…

La ruta compuesta por mi piel,
viene divulgándote,
sin distancia
y, confusa,
la luz cometida,
con alevosía,
me confiesa que no hay momento alguno
en que mi aliento no te exhale…

No es extraño experimentar lo inefable,
cuando la ciencia del alma,
convierte en poesía mi sangre
y deja tu afluencia,
abrillantando sus efluvios
sobre mi pecho;
atando el temblor de las moléculas
a este rango de micelio
que me interconecta, de pies a cabeza,
con la sofocación del pensamiento
enrutado a tus ojos…

Alunados,
ebrios de improviso,
de un secreto a otro,
la concordia se inflama;
gatilla su propósito
que es el órgano de esta sinfonía…

Dejas que las aguas resistan
el desmayo del sol
y su inclinación seductora
cambie el color del lugar
que se deja ocupar por nuestra historia…

Elocuencia

De los instantes de tu voz,
me quedo con tu lengua…

Dominas el arte de engarzarla
a la distorsión del aire;
urdir perspicacias,
caracoleando
la ruta errante de la carne
y su certeza de cambio y fin…

Te secundan los labios
con su delgado silencio,
escarbando el instante que va a permitir
reclutar la conclusión, desde el principio;
con el que me inquietas y amparas
y la luz se avecina…

Se desdibuja el ahora en curso;
los tiros echados hallan el zarpazo
de las incoherencias vencidas
y, atento,
te vienes para saltar conmigo
a lo próximo,
lo nuevo,
lo eventual;
la eterna cuenta regresiva,
dejándose articular…

Abstracción Gemela

Voy al más allá, desde tus ojos,
porque desentierras
el sueño del diamante;
la marcha hambrienta del asombro…

La confusión del espejo,
mientras intervengo mi reloj
sin permisiones,
va mostrándome
que el futuro no se esconde;
se me concede,
libre de certezas,
bañado de incertidumbre e ilusión…

El deseo nuevo en cada esquina,
lastima, a la vez,
que apruebo que se agite la vida
y aumenta la percepción,
cuyo efecto colateral
es montar en dulzura,
cuando todo se rinde a tu paso
y la esponjosa línea de tu abrazo,
venido de la noche,
me atraviesa,
como el río de mayo...

Con tu pupila me contienes
y constelada de tu tacto, me elevo;
me coronas e impero
en tu geometría celeste;
fractal de luz
que ignora todo aquello que pretende obstaculizar
el canal de las sensaciones…

Vienes a llenarme de calma,
mientras te doy de mí
al repartir, entre saltos multicolores,
la infinitud;
me salvas
y un rasguño azul
sepulta entre tus dedos mi alma…

Subliminal

Te leo el silencio,
hundiéndome en sus aguas violentas;
modulo, suave, las sensaciones,
arqueando mi lengua
ante la luz y su intervalo,
el imperio verbal de tus ojos…

Respiro, con profundidad,
el choque fotónico
que va marcando,
con sus puntos de luz violeta,
frases acuñadas en tu interior,
creando un mapa
para llegar a tu encuentro…

La métrica del alma tendida
se desliza por tu cuello
y, entre osados guiños,
voy recorriendo
lo implícito;
curvas, babeando señuelos;
descendiendo por una claridad tan dulce;
selección indescriptiblemente noble,
sierpe de fuego,
ondulándose en tu boca…

Es tan real lo que provocas;
cruzas el umbral de lo indecible,
como tórrido carnaval
de elocuencias
y la idea mágica va revelándose
con deliciosa sutileza,
mientras, de la súplica, nace
la recompensa…

 

Vaporosa

Se abre la noche,
como una corriente de agua,
cuando son tus ojos
violencia clandestina;
cuando ruge, áurea, tu perspectiva,
mientras me subo al volumen de su pestañeo,
desesperando cada parte que me transita…

Tu piel manuscrita despliega
el delito de tu silencio;
a sus pergaminos de seda,
se añaden túneles de humo,
donde se alinea tu voz con la mía…

Me poso en la brisa,
tragada por el futuro,
brillando en su epopeya mayor…

La tentación de sucederte por completo;
salir de una épica vibración
para despertar la siguiente
y del otro lado
girar los toneles de lágrimas muertas;
leer tu epigrama,
como un laser de júbilo
que se cabecea,
vislumbrando unos cielos metalizados;
salones de lavanda y menta;
marcar las promesas por debajo de la carne
y levantarme,
insoportable,
con perturbador desempeño
y perdurar en el rastro
que mantiene tu comandar…

La licencia de tus manos,
como instrumento de logro
y mis violines,
aturdiendo la equidistancia;
la luciérnaga y su rastro de antojo,
sólo vienen a consagrar
la luz que nos emana al mirarnos;
el tremendo milagro
de atribuirle, al amor, su facultad…

Tácticas Sensitivas

De repente,
al despuntar el sueño
y despertar en las cumbres dadivosas
de tu saliva;
descubro el renacer del mundo;
la húmeda cabellera de la noche
derretida ante tu aparición…

Y no declinan estas ganas
de decirte mi amor;
rociarte las melodías de mi pecho
con los relieves, chorreando,
como un reparto emergente…

No desiste esta expiación de luz
que resiste y persiste en su propósito
de atraparte…

Giro en sentido opuesto,
sumergida en tus ojos,
mientras corres por mi sangre,
continuamente,
junto a la clara satisfacción
que aclara mis contenidos…

Oleado,
incandescente,
siento exprimirse
tu selvático silencio,
mientras te reúnes conmigo
y te enciendes,
desbordando estupor;
saboreando cada palabra que pende
de mi clara exposición…

Radical

Cogida del tacto intemperante
que enjaula la pupila
de tu nebulosa;
por la suma de luz acumulada del vértigo
que perfora la ceguera,
soy resultante de una tormenta química;
su transitoriedad
va apresurando tu acercamiento;
improvisado conjuro
de aguas antiguas,
allanando el contexto
en que tus labios van moldeando
un mensaje simbólico…

Dice hondo el vendaval del alma
mientras zarandea mi saliva,
y sincroniza el beso
que ruge,
hallando escape
a través del aire en movimiento;
coloreando una intención mutante…

Me convida, tu veneno, su astucia
que urge la reacción
y voy de vuelta
con la queja libertaria de victoria,
empalme que acurruca la dulzura burbujeante
de un patrón,
encajando el algoritmo del cosmos;
caleidoscopio, girando en tu huella
al remar la insaciable y cosquillosa tracción
con la que me intervienes…

Me tienes
bañada del oro de tu lengua;
planificas mi salida de este mundo
y voy contigo
sin más provisión que mi entrega…

Eternidad

A través de tu lengua
va produciéndose
una interminable ocasión de dicha;
la fusión que me sustrae,
por su causa,
me trae el ansia consentida,
estimada,
aclimatada a su rebeldía…

Emanado de tu instinto, el verso,
como pieza clave,
me hace brillar;
sentirme tan especial,
fundidor de mis metales;
orfebre de mi piedra cristalina…

Pules mis formas circunstanciales,
engarzando en tus pupilas
mi flor de plata…

Y no descansa el silencio de vernos
en inusitado incruste;
superar el reflejo
de tu aliento de obsidiana
con estigmas de ilusión,
flotando en la apertura del universo;
lugar y tiempo;
fusión...

Tu mirada es vértigo,
magnolia de nácar,
cuyo arrullo esmeralda
es una pizca del vicio de tu ser;
el padecimiento del alma,
cuando te escondes en mi piel
y mi voz en desvarío
te llama…

A través de tu lengua

va produciéndose

una interminable ocasión de dicha;

la fusión que me sustrae,

por su causa,

me trae el ansia consentida,

estimada,

aclimatada a su rebeldía…



Emanado de tu instinto, el verso,

como pieza clave,

me hace brillar;

sentirme tan especial,

fundidor de mis metales;

orfebre de mi piedra cristalina…



Pules mis formas circunstanciales,

engarzando en tus pupilas

mi flor de plata…



Y no descansa el silencio de vernos

en inusitado incruste;

superar el reflejo

de tu aliento de obsidiana

con estigmas de ilusión,

flotando en la apertura del universo;

lugar y tiempo;

fusión...



Tu mirada es vértigo,

magnolia de nácar,

cuyo arrullo esmeralda

es una pizca del vicio de tu ser;

el padecimiento del alma,

cuando te escondes en mi piel

y mi voz en desvarío

te llama…

Periplo Poético

De reojo se tocan las palabras;
se aluden,
se trenzan y emboscan;
la intromisión del agrado
propulsa el enrosque
y su concatenación discrepa con el silencio;
propensa la caída;
deriva la separación de las carnes,
cuando te digo me encantas
y un horizonte rojo me alcanza y gobierna
y puedo canalizar por mi saliva,
las fogatas dispersas del firmamento…

Lo llamativo de tu lengua
sobresale
y es que, apenas al roce,
descuelgas la chispa
que me inunda de suspiros…

Con tus llamaradas de tinta,
la derrota paulatina de la distancia,
otorga el permiso temporal,
decadente,
de cumplir tu alto voltaje,
queriéndome petrificar con sus luces provocadoras…

En tus manos el fuego caligrafía mi sombra;
la ondula y balancea,
y la fogata se extiende,
crepitante
y contaminamos la escena,
rodando una ruta sin credenciales…

Predilecciones

Me distrae tu discurso de tono inmarcesible;
el callejón del extravío
con el que vas refiriéndome,
mientras me persigue la monotonía
inevitable…

El dorso sujeto a tu aire,
me hace navegante a contraluz;
errante de las praderas inmortales
que te sugieren mi piel…

Resuelves verter el vino de tus labios
en el estrépito que me registra,
como un pecado matutino
o la madera del sacrificio,
mientras nos nace en las retinas
el vapor traslúcido de una ocasión evidente…

Todavía marco el centro,
como intersección
que reserva el índice desobediente
del libro de los sueños
para sugerirte en mis palabras…

El diámetro conserva los velos acuáticos
para envolverte con mi aliento;
hundir las sombras
en los brillos espejados,
luego de embriagarnos de lo que nos concierne…

Me acabo tu laberinto en espiral
y es el silencio una ola transversal
que nos desviste de todo y nada,
inagotablemente…

Ínsula II

Enmudecida, la noche;
engarzada
al este coronal de tu lengua;
a ese torrente
que va tallando peces de oro
para ahogarlos en su textura mágica…

Sin apenas tocarme,
me haces merecedora de la cósmica curvatura
que recorre de ida y vuelta
tu alma,
como golondrina de agua
para luego desvanecerse
en su ciclo rotatorio…

Un lobo en mi boca
sangra una luna, llena del hambre de vislumbrar
el brillo del riachuelo,
cuyo trayecto va embarcando
la naturaleza liminar
que me transporta a esa parte sin tiempo,
donde, directo, percibo tu contacto;
el pulso de lo insondable;
la insoportable gotera del caos
que va reuniendo mis puntos cardinales…

Mareas Reverberantes

Me narras la luz de la piedra flotante,
colisionando cada esquina,
frondosa en vapor,
nadando las huellas que brillan
balanceadas por tu corazón…

Se llevan tan bien tu bosque y mi luna;
tu aullido y mi plata
que te presumo y me presumes
y se exaltan las copas,
desbordadas de euforia,
mientras los brillos magnéticos nos entrelazan…

Me estoy comiendo una estrella
y su piel nacarada
me muestra tu sonrisa;
reúnes lo que no se agota
y la expresión cristalina
con la que perturbas el aire
me toma
y estremezco
y un reguero de espuma
me vuela el alma…

Enroscándonos la carne;
convertidos en alquimia,
ante un desplome secreto,
transmutamos la fibra
en trasmisiones cuánticas…

La noche joven
se implica en esta presunta distracción;
despliega su lecho,
intrincado en gotas de ónice,
como un suelo en transición,
engatusado de nosotros,
mientras la muerte nos escoge…

Triunfal

Contener tu mirada es improbable,
lo admito;
admiro tu capacidad de soltar
un sol humeante,
mientras me arrancas del suelo
y mueves mi realidad
con la habilidad
de entablar un dialogo íntimo
con mis atuendos de aguante…

Me dejo tocar por tu silencio,
estimulada;
tu alma llena de diamantes,
me condena a un estruendo lumínico
y, azotada por el néctar
que muerde mi carne,
crepito…

Conservas mi boca agarrada
al sabor del prisma
que apuesta por el balance
que resbala, con épico caudal,
la hibridez…

Paladeo la única piel,
deshojando el árbol de las maravillas,
cuando te leo, remando el pozo dimensional
que se ondula en mi equilibrio
y no resisto humedecer mi lengua
con el garbo de tu renglón turbulento
y, de forma ininterrumpida,
deslizar tu erotismo,
vibrando cerca de un cuantioso margen de embriaguez,
descolgando las fases de este idilio…

Rutas Dinámicas

Me cantas,
con un roce ultramarino,
tu sosiego;
me concurres,
como rastro de lo indómito,
impactado por sus rumores masivos…

Me entierro en tu silencio
y descubro la noche,
como un girasol de agua,
cuya avalancha transparente
me arrastra con su sinfonía…

Compones la fragancia metafísica
que recoge mis secretos,
esta vez
y toda vez,
mientras nada y desemboca
la perspicacia de tu instinto…

Escalar tu paraíso de luces reflectoras
no está de más;
eres rumor de aurora
que me deriva a lo alto
y me vas a zambullir en tus lagunas de encanto,
porque haces que no pare de probar
tu desnudez etérea
al mezclarse con mi determinación;
detectar el suspiro latente
la química, actuando entre tú y yo…

Arbotante

Tu silencio
reposa en el ayuno del tiempo;
adyacente;
al borde de los arcos
que apuntalan las paredes
de la luz transformadora
que se eleva por mis catedrales…

Sus variables matices
resisten el paso de la fascinación;
ojo cromático
que organiza cada sección
y que se divulga
a través de mi costado…

Tu transmisión me circunda por todos lados;
se emite, con tal excelsitud,
la convección de pieles
que, la esbeltez infinita,
se vuelve
columna y nervio,
magnitud implacable…

Cincelo el tímpano con tu mirada;
la flora dramática abunda en mis capiteles
y los contrastes desalmados,
forman ráfagas de formas singulares,
filigrana diáfana,
vítreo mantra
de encajes resbaladizos,
cercados por el rocío de lo inimaginable…

Prospecciones

Imbuida de un deseo loco,
brillo y lato;
salto encima de tus ojos;
luzco mi cuerpo alado,
acelero
y coordino el punto
donde me baño en su apogeo…

Es tan hermoso atarme a tu silencio;
deslizar el poema que me sitúa
en tu atlas cósmico;
cabalgar al trote de tus manías,
mientras me interno,
encontrándote en la parábola de oro…

Inútil reprobar la fuente continua,
premunida de tu alma,
iniciando un altercado que lo perturbe todo,
mientras oigo la luz tremolar
con el simple acto del goteo de tu lengua
y puede que pueda
recrear el sonido inadaptado,
mientras veo fundirse al sol
en el crisol de tu mirada…

Profusión Delirante

Emites un haz sinfónico
que busca y encuentra
exhibir, en su totalidad,
cómo se eleva el silencio
y vocaliza su filo brillante y expansivo…

Me quedo con ese toque de zafiro
que me corta la lengua;
el viaje por tus ojos me revela
que lo que te rodea vibra
para luego desvanecerse, sin más…

Me sale
una coreografía de palabras;
un tipo de punción divina
que derrumbo sobre la majestad
de lo que sigue ardiendo en el corazón de todo…

La vida en desahogo,
como un derroche de equilibrio,
me enseña el desvarío instrumental,
cuyo asunto
se desprende, juicioso,
ante la nívea oportunidad
de abrir las compuertas del vivero de lo absoluto
y, de su aromática planta,
poderte regalar
la savia melódica de lo que toco…

Stripper

Poco a poco,
los atuendos que componen
la tesis de las mareas,
desvisten esta intensidad liberada…

Mi desnudez de arena
y sus desgarros,
comparten su inmersión con tus ojos,
propulsión llena de plata…

Cultivas mis descalabros
con tu manera
de tocarlo todo sin tocarlo;
empuñas mi corazón sin ningún impedimento,
mientras la noche encuentra
la luz de tu silencio
y mi daga oscura,
sangrando…

Bailo en la rueda de cada palabra
y, su apuñalado resuello,
es la ruta de una espontaneidad
sin precauciones…

Me escribes el pensamiento,
leyéndomelo;
trayéndome un éxtasis,
precipitado…

Ensamblados para correr por el aire
que expone las ganas,
como un fluido impalpable,
desbordando la tentación de un pecado…

Intercambio

Disimuladamente,
me refieres en tu ideario de sonrisas;
lo constato, arrebatada;
me aferras a tu serpenteante imaginería
que me enciende el hábito del abismo…

Me vengo arriba;
renuevas el ímpetu de mi ser
y abrocho mi energía
a tu vitral de dulzura imponderable;
mis hebras capilares,
vuelven a tejer su destino,
más allá del negro cristal…

Y puedo volar, creando monumentos;
arcos de sol y luna,
bustos de silencio,
cuyos planos exquisitos,
exhiben, tu brillo, al moverme…

Me traes demente;
me tiene atrapada el carbón de tu lengua,
donde la luz toma forma
y me recorre desde la estación primera…

Flota el alfabeto
que interconecta las llanuras
y escucho cómo bailas;
cómo emerge, de tu cuerpo,
ese color cristalino;
cómo lo irradias, con ternura,
sobre mi aliento
para contarme nuevos tonos,
apegada al giro ingobernable
que profana mis restos sagrados
con la adrenalina en los poros…

Tan Enamorada II

Sacas a relucir el énfasis letrado
que te deja caer,
como protagonista
de una atracción inevitable,
fermento de mis carnes…

Tu tinta acelera el desenlace
de mis climas interiores,
algo así como un relámpago,
negociando su retorno…

Te digo en la boca
toda la luz que callo
en secreto auge
y mimo las estrellas de tus ojos,
aún a riesgo de perderme en el trance
de hallar lo imposible…

Te hundo mi diamante en el alma
y un banco de ondas creciente,
ingeniosa,
acierta mi mente,
como flecha inaudita…

Me restriegas una partida ebria
y ganada
que refleja la repercusión;
la oleada relevante
que me confiesa loca de amor…

Serial

Eres el buscador del octavo tesoro
y yo, hechicera y profecía,
creando portales;
abriendo universos;
librando,
codo a codo,
incansable,
las batallas de tu pecho…

Soy tu víctima
y tú, catana, cortando mi cabeza;
no me puedo resistir a tanto fuego;
es tan real tu asedio
y tan alta la vibración
con la que descifro el código de tu esencia
que te dejo entrar en la actividad
que me enreda en tu garganta;
desgaste y circunstancia…

Me dejo caer dentro de esa calidez
disuelta en tus manos,
sabiduría que convierte lo poderoso en belleza;
eres la orilla queriéndose arropar
por mi lengua de océano
que, hábil, transita el balanceo vital…

Soy claror del mundo,
eyectado a las lunas de tu insomnio
y ruedo el circulo de polvo
en un frenesí de sábanas,
cuyo despliegue cósmico se desata…

Propagaciones

Te levantas del silencio
como un soplo sagrado,
alicatando, en tornasoles, los tejidos
donde se abalanza tu sonrisa…

Mi ventanal va emergiendo,
mientras resuenas en mi oído
y dejo que pase tu calidez insumisa
y me enciendo
sobre esta ruleta de brillos,
suspendida en tu lengua,
diciendo mi nombre…

Eres, como el respiro del sol
al planear mi cuerpo;
ímpetu exorbitante
que escoge mis palabras,
gustoso,
como epifanía del universo…

Tus dedos flotan sobre mis páginas suicidas;
agarran el curso del asombro que palpo
en la sed visionaria
y, sin tardanza,
tu influencia va tomando el control,
enervando toda muestra de pudor,
haciéndola colapsar…

Te abro mi mente, mi voz;
tu feroz inclinación a provocarme,
rompe la zarpa de cristal
y me derrumbo, masoquista,
en la mutación
que conoce la afrodisíaca capacidad
de migrar a tus cuarteles…

Tu vigor de dulzura me agrede
y, masiva, se escapa de mi carne
la telúrica intervención
que me concierne
por sostener las señas que lo pinchan todo,
hasta ser escrita por tu veta rebelde…

Irrupciones

Abocado a desmesurarme
al incurrir, abrupto,
en las labores de mi lengua;
colaborar con la pluma de cristal
que habita en tus ojos,
constato que el gusto es compartido
y sonrío,
porque me pones a tope…

Me tienes muerta de ganas
de que llegue la noche
y, significativamente,
la euforia me lata en el alma…

Soy tu curva soñada
en el trayecto que, oculto,
me hace esperar que vengas,
porque tu velocidad
recorre los andamios sin tiempo
y, a borbotones,
con temerario impulso,
me riegas la chispa
que despierta lo impredecible,
marcando mis pasadizos oscuros…

Te escribo,
me escribes;
te sueño,
tenemos un mundo,
moldeando lo nuestro…

Adicciones

Me sueles captar,
a menudo,
en la esquina temperamental,
donde ofreces
una maniobra inventada;
creada para perdurar en el ansia de mi lengua…

Formulo una idea
inadaptada,
para ir detrás del tiempo,
lamiendo la víspera de una cruel sesión
que, con un trago de luz,
opio en furor,
emborrache esta voluntad de espuma,
tensando el silencio…

Ancla de exquisitez, el balbuceo exhaustivo
que encuentra la ruta que va y vuelve
de mi pecho a tu retina;
del silencio profuso que sabe converger
con el desvío al otro mundo
de este corazón
que sólo conoce tu dirección…

Mi ciudad intensa,
modular,
va reflectando lo inmediato;
encajando un dinamismo de colores
que deja flotar, al roce,
una sobredosis de amor…

Celeste Incandescencia

Eres, del cielo, un atisbo;
me llevas al fondo de lo creado,
sitial de sacrificio
donde tu alma gotea su dulzura,
ligeramente,
destilándola sobre la mía…

Me despojas el aliento;
desfilas desde el último vagón
que transporta mis ganas…

Cambias mi realidad
y, si acaso, extinta,
suele recobrar su temblor salvaje;
no caber en alegría
al tono del amor, vibrando,
mientras forjas una pirueta que me hipnotiza,
como señales de fuego,
moviéndose al compás de tu lengua
prometida…

Me gustas tanto y te siento;
me muevo,
imbuida
del fulgor furioso
de tu escritura que impera
y se vuelve acicate de mis ojos…

Despierto tu interés;
me cruzo por tus dedos,
azarosa,
significante
y, tus paneles de avidez,
cuyos esmaltes de oro me rodean toda,
cimbran y trastocan el talante
de las ofrendas de cuero
que te susurran
su anhelosa ubicación…

 

Tensión Iónica

Extremadamente ajeno al espejismo,
avanzas;
pareces
atravesarlo todo con tu tacto luminiscente;
satisfacerte ante la agitación
que me mueve
y no reprimo;
meterme en tu silencio;
en el tacto de su gracia transmisora
que somete el gesto mecanizado,
favoreciendo la fricción de los etcéteras;
esa permisión de vivirnos
sin agotar intervalos…

Recortes del tiempo
que, la celebridad de tu mirar,
cantimplora inacabable,
me da de beber…

Puedes ver, mi corazón expuesto,
saltando el cerco de la utopía
y estás viniendo,
mientras el rubor me envuelve,
como noches de cielos brillantes…

Ante el anonimato de una flor
de pétalos parlantes,
me implantas tu cariz aventurero,
severo, en las regiones del alma;
me dejas perpetrar,
entre flamas, el trago puro de lo que eres;
me haces callar estas ansias
con la punta de la hora nocturnal,
picoteándome la mente;
implacable, en tu propósito de
una y otra vez, llevarme a tu para siempre…