Triunfal

Contener tu mirada es improbable,
lo admito;
admiro tu capacidad de soltar
un sol humeante,
mientras me arrancas del suelo
y mueves mi realidad
con la habilidad
de entablar un dialogo íntimo
con mis atuendos de aguante…

Me dejo tocar por tu silencio,
estimulada;
tu alma llena de diamantes,
me condena a un estruendo lumínico
y, azotada por el néctar
que muerde mi carne,
crepito…

Conservas mi boca agarrada
al sabor del prisma
que apuesta por el balance
que resbala, con épico caudal,
la hibridez…

Paladeo la única piel,
deshojando el árbol de las maravillas,
cuando te leo, remando el pozo dimensional
que se ondula en mi equilibrio
y no resisto humedecer mi lengua
con el garbo de tu renglón turbulento
y, de forma ininterrumpida,
deslizar tu erotismo,
vibrando cerca de un cuantioso margen de embriaguez,
descolgando las fases de este idilio…