De repente,
al despuntar el sueño
y despertar en las cumbres dadivosas
de tu saliva;
descubro el renacer del mundo;
la húmeda cabellera de la noche
derretida ante tu aparición…
Y no declinan estas ganas
de decirte mi amor;
rociarte las melodías de mi pecho
con los relieves, chorreando,
como un reparto emergente…
No desiste esta expiación de luz
que resiste y persiste en su propósito
de atraparte…
Giro en sentido opuesto,
sumergida en tus ojos,
mientras corres por mi sangre,
continuamente,
junto a la clara satisfacción
que aclara mis contenidos…
Oleado,
incandescente,
siento exprimirse
tu selvático silencio,
mientras te reúnes conmigo
y te enciendes,
desbordando estupor;
saboreando cada palabra que pende
de mi clara exposición…
No hay comentarios:
Publicar un comentario