Germen Translúcido

Cosidos mis dedos
a la fragancia que emana,
embriagadora,
de tu vuelo gramatical,
me concedo alcanzar
el arrebato sublime que inmola la carne;
introducirme
en la dimensión donde reverberan los impulsos
y conserva el aire fidedigno de los sueños…

Consigues despejar la incógnita,
revelándome tu ara sacramental,
la radiante geometría de tu silencio…

Despertar el germen translúcido
de las mortales mareas
que me atan, azarosas,
al flujo arrollador de lo eterno…

Confiscar el enfoque espiritual de la sombra,
sumiendo mi alma
en la vertiente de claridad infinita,
que siempre nace de tu ojos…

Extasiada

Me anegas toda
en el sutil resbalo del tiempo,
cuando el mundo se esconde
y tu letra es carne,
como un gorjeo desbordante
que se hunde en mi silencio…

Amanece la noche
y me abundan las estrellas,
mientras me fundes
a los torrentes voluptuosos
del infinito…

Aún cuando la sombra se hace agua,
en noble giro,
tu lengua me envuelve en su nebulosa
y no importa
que el arrebato nos digiera
o entre óleos curados se desangren
las acrobacias del hambre…

El ígneo instante del alma
riega sus brotes de luz
sobre el lecho que desata
las metáforas astrales…

Entretejidos

Enlistados en los frentes cristalinos,
convertidos a la rama esencial
que capitula los sabores sagrados…

Nos desvestimos las noches,
entretejidos,
entregándonos a la nitidez del tiempo exacto
en que clausuran los relojes
y la memoria se anuda al instante infinito...

Sin más tregua que el preludio
del beso abundante,
que admite prolongar
el desvelado aullido azul
guardado en la fábula de los astros…

Como náufragos cautivos
de las lloviznas carnales,
calando la armonía vocal del silencio,
nos volvemos
potente proyectil de luz,
blanco puro de su disparo…

Primordial

Me aplico
con ímpetu indeleble
a alumbrar la quietud y el equilibrio
en las entrañas del silencio,
desvestir el espejismo,
y raer el sepulcro de arena…

Sólo basta encaramar un suspiro
sobre la alfombra de estrellas
para ausentarme,
brindándome al instinto
de permanecer flotando,
mientras tu tacto cristalino sacude mi alma
y, a intervalos, borra mi carne,
guiándome hasta el brillo
de una inmensidad sin horizonte…

La avidez aclara,
altisonante,
y tuerce el quebranto su norte…

La sombra distorsiona
y me gotean los dedos,
electrizados,
al fundirse a la espesura sedosa
de tu mirada,
como danza de algas,
que seduce las olas con su meneo alargado…

Fiebre de Cenizas

Me unta la lengua
la cromática caligrafía
que te desnuda,
las calibraciones elevadas
que disimulan el deseo incendiario
de tus enigmas…

Eres melodía de símbolos
tramando una explosión disuasiva,
la pérdida consciente del letargo…

Candente abanico
que resuelve agitar su desvarío
en una fiebre de cenizas…

Melomanía de mi ser inspirado,
brillante composición que desliza
los intervalos del silencio…

Diluyo en la ingravidez
de tus columpios lacustres
que como un delicado pellizco
alude la afinidad de tu influjo hechicero…

Pulsar Ferviente

Adoro enredarme
en la inalterable claridad
de tu lengua,
que exalta la teoría sin palabras;
fundirme a su balanceo
de efluvios caleidoscópicos…

El goce de instaurar lo nuestro
a un lado de las horas,
me convierte en fiera defensora
de este silencio cósmico…

El amor me envuelve
dulce,
risueño,
como un manantial de luciérnagas
sosteniendo el viento
y ahogando la expectación de las sombras…

Besarte como nunca antes
se me antoja,
embriagar hasta el fondo el pensamiento
con el sonido de la fragancia transgresora
que nos sigue transmitiendo…