Ablución Eólica

Cómo polen,
te ciernes con furia imprecisa
en las aulas del silencio;
te impartes,
como una fragancia,
cargada de colores
que se lleva la brisa
y que corre
colándose, cadenciosa,
por mis movimientos…

Procedes a fecundar mi lengua,
y cincelo una escultura emocional,
incluyéndote…

La deriva se queda con la sombra
y la diversidad se baña de tu sonrisa,
mientras huele la facultad de mis talleres,
envolventes,
radiantes de poesía,
gatillando un histrionismo caligráfico
que despierta la cultura de los sueños
y su tradición divina,
chorreando por los paisajes
por donde te paseas…

Agrieta el firmamento,
el parpadeo de tus constelaciones
y un camino salpicado de letras,
se me acomoda tan dentro
que me quedo,
viendo la explosión del misterio;
adorando quedarme contigo,
tendida en la dermis,
de una mecha atómica
que avanza sobre la euforia,
produciendo fricciones incendiarias,
como un fuego personal e infinito
que encuentra su propósito
en tu mirada…

Suplicio Colapsado

Secretamente,
en manos de la destrucción,
se moldea un corazón rebelde,
así como el viaje en el tiempo
que me frecuenta,
deja de percibir
las horas,
cuando, mirándote de frente,
salgo corriendo a tu encuentro…

Contigo funciona la química
que cabalga
la voz urgente de la tristeza;
el blanco que no olvida
soltar el desastre,
provocando la divina colisión;
fracturarse
y, telúrico,
implantarme la réplica
sin otra razón que la razón del instante,
esparciéndose;
espolvoreando un sueño imparcial
que desintegra todo lastre,
mientras rescato, de tu boca, la eternidad…

Áurea

Siento esculpirse el silencio
con el trato solemne
de tu alma;
repartirte, irracional, con él,
mientras te cojo de la piel,
siguiendo el curso insistente
de una estela de fragancias…

En el radar que configuro para captar
el eco espacial de tu respiración,
tus ojos se reflejan,
incesantes…

Y al asentarse en mi rendición,
tu gentil descenso a mi oscuridad,
descubre la guarida cósmica,
donde cuido el futuro,
como una luz subterránea
en la armonía de su sombra,
asegurando el vínculo más puro
de los sosiegos orgánicos
que amparan la estirpe…

Traigo,
circulando en el interior
tu raíz eléctrica;
anidando en mi frente,
su energía,
como un penacho de flores
y la banda sonora de sus colibríes…

Una melodía de colores
con la que penetro tu cicatriz de cristal,
elasticidad en remoto;
y, en celo,
me dejas escuchar, en tu voz, mis poemas;
porque al acentuar, en tu lengua,
mi compás,
su calor satisfactorio,
hace de un tempo en clave de sol,
un concierto atemporal de antojos …

Percusión Divina

Empujas mi aliento;
me lo robas
y admiro cómo logras
que tus pulsaciones,
formen la ecuación sagrada
que suena y se propaga
en cada uno de mis ámbitos…

Me gusta tanto
que me expongas
a la tensión de esa grave tesitura
que actúa,
como referencia y punto de agrado…

Sabes conseguir
que la geometría de una canción
no pierda su patrón incendiario;
definir, con tu irrupción,
el fractal que subyuga mi piel
y que, lento o acelerado,
la mantiene a raya…

Me conservas atada
a la magia que corona ese punteo
con el que no puedo
contener la emoción
que me relaciona, contigo,
como la innecesaria razón
para buscarte, indecorosa,
hasta que lo consigo…

Umbral Infinito

Mañana
es algún lugar en las manos
y, a la deriva,
lo estamos creando,
entretejidos,
palpando la humedad en rosa,
cuyo sabor se desborda
en la danza infinita del aire
que enreda las formas
y las entrecruza,
abriendo canales sagrados,
diciendo algo
con la piel despejada
de las brumas engañosas…

Este silencio
crudo y severo
que traes a mi boca,
al acecho de luces y sombras,
nada el principio
que arruina el desplante
de tu lengua metaversal…

La mandíbula de fuego imposible
logra retratar la ruta al placer,
mientras contienes mi sentir
al inquirir el instante del beso…

Qué contenta me tienes
al estar tan cerca,
rendida
a la obstinación de dedicarme a ti;
masacrar el ayer
y disponer, como terciopelo
un lecho para hacer brillar la ausencia…

Me asombra y abate
la latitud donde florece el entresueño
que me teletransporta,
hasta el sitio donde ocurre
la historia más bella…

Broches de Intrusión

Llegan mis labios
hasta el final de tus dedos
y el susurro hace silencio…

Muere el destiempo
al arrojarme,
tempestuosa,
por tu riego balsámico
y saborear el vértigo y la cumbre,
intimando con tu boca;
mimando una oportunidad en pañales
con un costal de letras,
que descubre, al rasgarse,
que ganar y perder silencio,
ilustra esta fantasía loca
que me invento
para atravesarte la fibra…

Esa maniobra
que va de la mano de tu lengua
y la fascinación que logra,
me hace
pender de tu influjo;
prenderme a su soplo resplandeciente
y concurrir a la entrega
que pone en mi pulso
el trasluz que no se apaga;
ese lazo celeste,
tan simple,
del horizonte
que se alinea con tu magia…

Teatral

Me transitas, distraído,
mientras te mueves
por los humos espiralados
que, a bocanadas,
devoran
tu espacio,
tus minutos,
hasta que te percatas
cómo te doy
de este ínfimo pedazo que soy;
de mis hábitos y dieta;
de mis formas
y, en el fondo,
me evaporo
en tu boca;
en tu lengua,
dramática…

Comes de mí,
mientras tirito
y me contenta
de que contenga lo que te apetece;
me tienta hacerte sonreír,
cuando la vibra genera
la amenaza del deleite
y somos uno en la odisea
que libro para ti…

Calibraciones

Urdo, con naturalidad,
el plexo de energía
que va a mostrar las coordenadas
que gradúan, en estéreo,
el rango de una fonética sibilina,
sin concitar más impostura
que entender lo excepcional…

Estamos listos para fallar
a favor de este misterio;
torcer las dunas calamitosas,
con los códigos en las pestañas
y escribirlas
con la aceleración de sabernos
en éxtasis;
agentes que fluctúan,
explorando la geometría
trascriptora de lo sagrado…

Cuando ya me creía preparada,
llegas con tus colmillos de cuarzo
a hundírmelos
para hacerme notar
que las tres vocales
que se sueltan de mis labios
para llamarte,
condicionan
el desangramiento del tiempo y espacio…

Soy la sed del futuro,
ideándose fugaz
en el cubículo de sombras y espejos,
que me ilustra mitad alma
mitad carne y hueso…

Relicario

Hay
una luz impetuosa,
dando un paso marcha arriba;
dirigiendo el silencio
hacia la orilla blanca de la noche;
un lugar que me acomoda
en las formaciones vocales
de un sólo lugar en el espacio…

Es que te apareces en mi sueño,
con la sed,
amaneciendo;
espetando el ardor de un vistoso paisaje,
señalándome tu estrella,
para siempre…

Y dejo que tu aliento penetre
todas mis versiones,
estableciendo enlaces
que transforman
y multiplican las perspectivas soberbias…

Me traen, a tus manos,
los flashes de las transiciones
que están alumbrando nuevas escenas,
colmando, con una vibrante iluminación,
los estadios de mi esencia…

Derramamiento II

Apunto de lo efímero,
me impregna y absorbe el contraste
que inmiscuyes
en mi carta neuronal,
creando memorias emocionales
con la veta palpable del silencio,
permitiendo
la tendencia a desbordarme
en los pasajes que te incluyen…

Porque cuando llego hasta ti,
me imbuye, tu lengua mágica,
su glamour;
el clima de virtud
que me arranca del aire
la saturación y su eco ilusorio…

Haces sonar tu bondad;
la pureza imparable,
abriendo fuego,
mientras sangro propensiones
que salpican los hábitos
y que exponen tu piel celestial
al fulgor que intercepta
mi cicatriz de joya…

A menudo tus ojos
me imantan con su corona luminal,
implementando tu trono
en mi pecho
y, mientras me esculpes,
entras en el ritmo que altero,
articulando su aceleración,
como un impresionante panorama musical…

Eres el instante que me une
a la hebra índiga;
encanto del nimbo,
que pellizca los cielos
del aguacero que va a sublimar
lo indomable del universo…

Ápice Transmisor

Leo la luz en tus ojos,
hasta el punto
en que dejas que venga
para atraparla,
trepando su origen,
a sabiendas,
que coloco mi mundo
a tu disposición
y no declino aprobar
expulsar de mi interior,
mi esencia, tempestuosa…

Me traes pegada al parpadeo
que descubre la noche matutina
y suscita
la rima bañada de aurora,
espada de agua,
atravesando mi cuerda;
estremeciendo hasta la última fibra;
mi lengua y su acusación
son acuarelas sonoras,
nadando desde lo subterráneo
al exterior,
soltando una química sutil,
nacarada,
como celosía,
en la que tu voz enreda
una señal al aire que me encanta;
crisol para la alquimia insondable
que no resiste mi alma… 

Ultrazul

Te esculpo
mi palabra, en la lengua;
mi voz y mi melodía;
la curva sensitiva de mi esencia
que saborea,
transitoria y eterna,
sin sofocar un ápice,
tu sonrisa circular;
comportándose,
como la luna
ante el cristal de un poema;
mi identidad
que se sabe manifiesta en tus ojos…

Me untas el gusto
por tu enfoque
y recabo, de tu noche, sin igual,
la gran atmosfera para una plática bonita;
un episodio de culto,
con demasiado sábado en las venas
que evita dejarlo escapar;
un espíritu de seña zigzagueante
invitándome a abandonar cada plano
con un brindis de candor…

A pies descalzos,
sigue un ente, permitiendo
que lo silvestre irrigue
esa luz coreográfica,
tecnicolor,
cobrándose mi canto
en los límites de la imaginación…

Impactos Sugestivos

Creas
el contexto adecuado;
los efectos
que promueven el magnetismo
que me enreda en un estado
de gravedad cero;
el pálpito nuclear que apruebo
para moverme en la escena del conflicto,
procesando la sensación,
al son de una luz pronunciada,
inoculando
lo que yace bajo las fuerzas naturales
al pulir, con el dardo mágico,
el centro;
la excitación que atrapa
el suelo alquímico de tu lenguaje…

Tener que entrelazar
en tus labios amados
la espiral del color;
lo tantísimo que dice mi alma,
desafía mi ingenio…

Tus manos susurran
un viaje en paralelo
y me veo en tus ojos,
como en la curvatura del tren,
de plano entero…

 

Chorro Celeste

Y no me salgo de tus ojos
y no me canso de gustar
ese sabor concentrado,
delicioso,
cuando llegas, hasta mi boca
y te beso con un pálpito
de luz colgante,
surcándome;
irradiándome tu personalidad…

Tu piel resbala mi deseo
en una espiral de gozo
quemante;
púlsar,
abriendo el silencio,
relamiéndose
mi colección fascinante de astros
que conjuras,
como memoria pasional,
semántica y episódica,
forjándose, hora tras hora,
en la recurrencia del caos…

Torsión de Causa

Me encanta
deslizar cuadrados
en tu cabeza;
desnudar significantes,
visualizando las posibilidades
de hacer sudar en tu lengua
verbalismos
que sondeen un nuevo alcance;
susurrarte la novedad
y hacer sonreír tu intelecto
con un margen de maniobra
propicio
para rimar contigo
consonante;
verte sorprendido de hallarme,
acompañando el sueño de tu alcoba,
mientras mis dedos transportan
el rastro de las ganas,
en manos del mismo núcleo
de una crisálida
que eclosiona…

Frecuencias Mercuriales

Me coges, repentino,
ante el desmayo de mi cordura
y me cela tu esplendor;
perito en
pintar mis aguas de fuego;
alimentar la frescura
que hace temblar mis cuencas,
hasta romper en silencio…

Tienes mi voz,
atrapada, como blanco atrayente
por el claror de tu sombra
y la metáfora del sueño
se acumula y enrosca
para volverse a extender
en la terna fabulosa del milagro…

Tu nombre,
celda y zumbido,
pegado a mi boca, serpentea;
tus formas en el aire,
me dejan a tu alcance;
me mueves y encandilas;
me desnudas
y, a hurtadillas,
bajo la perturbación
que sostiene tu lengua,
mi piel frenética, se abre…

La noche suspira
tras un planeo magenta
y geométrico
que me procede,
como un lienzo oscuro,
secuestrando esta luz sacrílega
y, a mis pies, la daga olímpica
que exhibo, también,
antes de someterme a su augurio…

Tus dedos tienen esa fijación,
revestida de universo;
me doy a la misma eternidad
que cuidas, tan bien,
en secreto y en público…

Solemnes Permisiones

La flor trepidante
equilibra su aroma en tu frente,
coloreando la manifestación detallada
de la belleza
y ya son fértiles las lenguas
enredadas en su magia…

Jugando a componer melodías
que transportan al más allá,
en otra frecuencia;
al caer en tu clima soleado,
de mil claves sonoras,
me guías,
acabando con la noche
en mi cuerpo;
alineando una constelación
con la intrepidez de una caricia…

Tu ciudad astral se desliza
por la arquitectura de lo que soy,
vistiéndome de una luz maciza
que florece, en llamas,
desde mi interior…

Meritorio

Concentrado en componerme un silencio,
a una noche de distancia,
advierto
la sinfonía de tu obra;
el juego deliberado
que descubre la importancia
de reunir mi apetito
con la cósmica interfaz de tus labios…

Me incumbes,
cuando me atrapa ese instante que creas
de una manera tan sensacional,
como innegable;
y que demuestra la dignidad en despegue;
el deslumbre,
donde me deshago
y rezumo mi osadía…

Haces que llegue,
bruñida,
la exaltación de lo furtivo;
el estallido dulce de mi sonrisa,
mientras remonto el impulso arrebatador
de tu lengua…

Ardo en locura, amor,
porque me exiges romper esquemas,
en la tumultuosa rebelión
de amoldarme a tu hondura
que intensifica el estertor,
jalando, con tus ojos subterráneos,
el renglón que nos anuda…

Embargo de Plata

Flechada por tu lengua brillante,
místico tentáculo
que me rodea de sus dichos,
puedo percibir
que el tiempo, contigo,
es una ronda de asteroides
impulsada hacia mi carne…

Tu magia flota en el aire
y me das ganas;
propicias el ambiente,
comunicándome
la rotación de una melodía desbordante
y brinco
y me ondeo, como el agua…

Pionero en descubrir lo propio del alma,
estimulas su ensanche,
la midriasis del sueño,
porque, adicta,
siempre adicta
a tu verbo huracanado;
a esos movimientos inefables
con los que, cuando me miras,
resplandezco…

Pulsión Arborescente

Te miro
y me estiro en tu mente
y te contemplo
decidir caer en cuenta,
que, al mirarme,
concibes un cambio de lugar
y haces que se retuerza la línea del tiempo,
traspasándome a escala verbal…

Adaptada a tu paso manifiesto
y al imperceptible,
también,
dejo que crezca mi impulso,
convencida,
de que es, a través de tus ojos,
el prólogo al destello,
la llave al otro mundo…

Es tan real lo que siento,
cuando arreglo, al recortar
el nuevo rumbo
que te lo digo,
alimentada por la proteína astral
de apariencia pixelada
que, como ión localiza
el movimiento esencial
de mi alma,
hasta tu alma…

Sofisticación

Me rebate la lógica
ese efecto exuberante
que me produce leerte;
reservarme la sed migratoria de tu lengua,
mientras escarba mi pecho
y me vuelve adicta a su excelencia…

El aroma silvestre de la noche
se reproduce,
como el giro del mundo
prevalente
en cada concepto que reconoce
el digno acontecer del silencio…

Me siento dentro de un latido;
acuñando el instante que propicia
la trascendencia
y, orgulloso,
me contemplas, nivelada,
a la energía de tu fuente,
tramando simplificar, en los relieves corpóreos,
el principal componente del universo;
fulminar tu carne
al deletrear esta caída espacial,
como el desmayo de los pétalos
sobre el vacío…

Te paseas por los ángulos precisos
y proliferan las aperturas,
azotadas por tu prominencia;
mi alma se aferra
a esos túneles psicodélicos
que no me prohíben tu enlace;
más aún, se abre la sustancia,
soltando nubes, en masa,
lloviendo esferas flotantes,
rozando toda gracia…

Astronómico

Instas el sueño interminable de los astros;
el latido del cosmos,
con la mirada
que me arrastra consigo,
una y otra vez,
hasta que se sucede el pacto
con las alegorías
que adivinan tu gentileza
en las sutilezas estrambóticas
que traes a mis labios, con regularidad…

La demencia de unos dedos,
cuya vibra emocional discurre,
perversa,
me muestra la imagen relevante del futuro…

La ruta láctea difunde
tu discurso de oraciones inefables
que me hacen prisionera
del loco juego de tu silencio,
mientras amansas el aire…

El paseo favorito de tu noche,
me lo concedes
y me recorre la sensación más humana;
descolgados los sentidos,
vagan
y todo brilla…

Y preparas un café
y dos
y caen mis pestañas
seducidas,
cuando me ciñes
al alto mando de tus ángeles;
al plasma venenoso
de tu constelación
que consigue contraer a mi alma…

Inusitada Suspensión

La cristalización de una estrella
sucede sobre mi lengua,
cuando tu gema orgánica,
poderosa,
atornilla,
en todos los sentidos,
un arranque de energía multicolor…

Un lingote de sol
suplicando lo recoja
un espacio subalterno;
el escondite de todos mis tesoros…

Me brindas un ambiente creativo,
donde convoco lo etéreo;
el carisma espontaneo
que desnuda la belleza
y veo arder
fosforescer,
electrizante,
el elemento extraviado,
rompiendo sepulcros
con la mano llena de rocíos
y su léxico diáfano…

Insinuaciones Neumáticas

Con la tendencia
a marcar el pulso del silencio,
esa especie de derrotero
que me acarrea en tu dirección,
te clavas en mí
con la torsión explosiva
del renuevo,
para que te curse;
eres un claxon,
despejando el dinamismo;
el buje del arranque a tu garganta
que me hace parte de su contenido…

Y eres tan rápido,
distrayéndome de esta realidad
que, fundirme a tu sello pectoral,
hecho a pulso
de pedirnos la respiración,
me obnubila;
me gusta tanto
sentirme arropada por tus polvos mágicos
que logro alcanzar
la protección que gradúa
el color en la distancia;
sentirla apartada de la negación…

La vértebra acuciosa del agua
modula tu canción,
arrastrándome
por un campo de anémonas azules,
mientras me cundes,
con la pasión que trama unos labios fugaces…

 

Transferencias II

Disfruto el plácido vaivén
que sostiene la distancia
entre tú y yo;
te respiro
con el ánimo de suspenderme
en ese ir y venir que me acumula
tan lejos
y tan cerca, a la vez;
tan definida la alineación
que activa los receptores sensitivos
y que vienes superando,
con creces,
bajo mi piel…

Disipado el nervio,
propiedad y hartazgo,
de algún modo,
me haces tocar el mundo espiritual;
beber del pozo de amor infinito…

Al ritmo del humo,
enredado en la mención del aire,
así, mi cuerpo contra el tuyo,
constata el magnético instante
que nos ve mover el universo,
al caer rendidos a la concordia,
en el juego santo de unos dedos
que musitan un estado de gloria…

Etérico Romance

Estoy amasando tu silencio
con el sueño del alma
y tú me miras, embriagado,
al mismo tiempo
que eres mi nube,
colgando del mismo aire;
acopio que recoge mi carne
fusionada
y me sigues el juego…

Estás creando relámpagos;
sosteniendo, juntos,
este lugar en movimiento;
este instante único
y su calidez,
compartiéndote conmigo
en un curso mágico…

Me sorprende introducirme
en el santuario del placer,
transmutando la sensación de dejarse fluir,
de cabeza a pies,
con el idioma de un sol mortal;
con la fuerza abrumadora
de una canción de oro y sal,
disolviendo, sin recato,
las sombras del ayer…

Colisiones Verbales

Me hundes tu lengua
desafiante
en un acto de rebeldía
y un ángel se cuela en la mía,
mientras siento pararse el tiempo,
saboreándote…

Cruje el abismo,
conectado a esa luz ventricular
que reparte el perfecto cóctel
para mi alma…

Tus labios son caricia esponjada
e, inmersa en ellos,
logro el placer
de tu colosal paisajismo
y la visión del vergel insomne
de los amaneceres,
en la noche de tus ojos….

Me enerva saberte
valiéndote de algoritmos
para capturar la intención desnuda;
provocándome,
con la locura
del gesto inadaptado de un meteoro…

Sujeciones Inefables

Compartidas,
como eslabones,
unidas por un espacio ciego,
formando algo nuevo y más grande;
así, como dispares,
las formas se acoplan
a través de las pausas mecánicas
que les impregnan de ti y de mí;
barniz de gravedad
con un sueño a la vista,
apunto de desenterrar
la variable que nos combina…

El cielo grita la noche
y cae sobre tus ojos intensos,
descomponiéndose,
mientras un dialogo de pieles
sincroniza sus palabras,
las nuestras,
sudando destellos
sobre las fuentes movedizas…

Huir de esta ciudad
se torna preciso,
cuando me uno al lustre dramático
en tu compañía,
atravesando esta sed angulosa
de múltiplos terrenales,
con resultado de fantasía…

Cadena Sensorial

Atraviesan tus labios, los recodos
que soportan, de mi lengua,
su insaciable actividad
y, no importa cuánto los esconda,
su candidez es un manuscrito,
escribiéndose
con la cuota de divinidad
que persiste en
rasgar, de mis ojos, el silencio;
trepar las escarpas del instinto
e iluminar aquello que lo provoca…

Me tienes tan cerca
que logro titularme en la materia
que te forma;
la tortura que me deja caer en cuenta
que ardes dentro mío…

Te sé, llenándome del peligro
de fluir, pulcra,
ondulada entre luces y sonidos,
mientras penetro tu intelecto,
con total refinación…

Primas en mi voz,
desgajando el velo de lo sabido;
la aloja, tu luz vampira,
al ser, de todas tus noches,
su giro surrealista…

Metacústica

Me dejas
tocarte;
precipitar,
cuando tu cuerda sube el volumen,
manteniendo la distancia correcta
para tentar al límite del tiempo,
vibrando en tu interior…

Flotas, conmigo,
en este color eléctrico
que descubres,
hasta ponerme en tu boca,
como aguamiel,
mientras se levanta el coro epidérmico
y la c del aturdimiento,
pulsa su disruptivo compás
para arrancar de nuevo…

Y tomo de tu brillo,
la afinación;
la aceleración del silencio
y su profundidad
que me dejan eufórica…

Y me siguen tus manos,
preñadas de las ondas
de un fuego plateado,
derritiéndose en mi carne…

Te deslizas tan elegante
y, en las sábanas de tu aliento,
paladeo la intención, sin igual,
del coro apetecido de tus ojos
que me está conectando su tenor,
regalándome el fulgor
del trance primordial…

Pactos de Lozanía

Traes de vuelta la magia,
a los ojos de una luz suprema
y afinas la nota que arrojas
sobre mi alma,
apartándome del lugar equivocado…

Qué adorable la melodía
que me trae tu tacto
y me deseas,
con ese silencio arrollador
que interactúa desde lo profundo,
ardiendo en sonrisas…

La arrogancia de un abanico iridiscente
me contempla,
sumergida en tu fonética;
escribiéndote notas en papel diamante;
creando remolinos, a raudales,
en la crepitación del metal
que despliega la transmisión sinfónica
desde el otro lado de la línea…

Abrupto y ensordecedor
mana el arcoíris dulce que entiendo,
como numen divino
y una magnolia de oro
me nace del pecho,
salvaje
y no contengo el latido
que se ensancha,
nítidamente,
a la simple vista del instante…