Estoy amasando tu silencio
con el sueño del alma
y tú me miras, embriagado,
al mismo tiempo
que eres mi nube,
colgando del mismo aire;
acopio que recoge mi carne
fusionada
y me sigues el juego…
Estás creando relámpagos;
sosteniendo, juntos,
este lugar en movimiento;
este instante único
y su calidez,
compartiéndote conmigo
en un curso mágico…
Me sorprende introducirme
en el santuario del placer,
transmutando la sensación de dejarse fluir,
de cabeza a pies,
con el idioma de un sol mortal;
con la fuerza abrumadora
de una canción de oro y sal,
disolviendo, sin recato,
las sombras del ayer…
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