lunes, 29 de agosto de 2022

Áurea

Siento esculpirse el silencio
con el trato solemne
de tu alma;
repartirte, irracional, con él,
mientras te cojo de la piel,
siguiendo el curso insistente
de una estela de fragancias…

En el radar que configuro para captar
el eco espacial de tu respiración,
tus ojos se reflejan,
incesantes…

Y al asentarse en mi rendición,
tu gentil descenso a mi oscuridad,
descubre la guarida cósmica,
donde cuido el futuro,
como una luz subterránea
en la armonía de su sombra,
asegurando el vínculo más puro
de los sosiegos orgánicos
que amparan la estirpe…

Traigo,
circulando en el interior
tu raíz eléctrica;
anidando en mi frente,
su energía,
como un penacho de flores
y la banda sonora de sus colibríes…

Una melodía de colores
con la que penetro tu cicatriz de cristal,
elasticidad en remoto;
y, en celo,
me dejas escuchar, en tu voz, mis poemas;
porque al acentuar, en tu lengua,
mi compás,
su calor satisfactorio,
hace de un tempo en clave de sol,
un concierto atemporal de antojos …

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