Me transitas, distraído,
mientras te mueves
por los humos espiralados
que, a bocanadas,
devoran
tu espacio,
tus minutos,
hasta que te percatas
cómo te doy
de este ínfimo pedazo que soy;
de mis hábitos y dieta;
de mis formas
y, en el fondo,
me evaporo
en tu boca;
en tu lengua,
dramática…
Comes de mí,
mientras tirito
y me contenta
de que contenga lo que te apetece;
me tienta hacerte sonreír,
cuando la vibra genera
la amenaza del deleite
y somos uno en la odisea
que libro para ti…
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