Colisiones Susurrantes

Gustoso, el aire,
se topa
con tu melodía;
con las palabras
que hablan de tus cosas;
cuyas ondas oscilan en mi cuerpo,
modulándolo a tu estilo…
 
Sueles lanzarme
tu asombrosa dimensión,
cuando escucho tu sigilo;
las formas de tu silencio,
tentándome a cometer un pecado…
 
Eres canción,
venciendo la distancia de mis labios
para desear medirme en tus arenas
y darle un bocado a la euforia,
comprobando cómo se te antoja,
sin piedad,
la pulsión irrefrenable de mi lengua…
 

Detecciones

Un aleteo de fuego
prende el dilema de mi boca;
me trepa la lengua
con lujuria herbal,
acabando detrás
del único fin que se asoma,
como tu aspiración…
 
Es
el humo,
elucubrando tu compañía,
sin dejar de dar señales
de concederme tus cielos eternos;
la luz,
su fulgor,
violando el acuerdo
con la penumbra…
 
Me acuesto en tu piel naciente,
fidelidad que incita las alturas
a asediar los rincones
donde te cedo
el ardor del hechizo;
el hallazgo de la tecla
que completa la palabra de la noche
y empuña la combinación
que desata el caos infinito…
 
Sujeto de mi predicamento,
desclasificas las tácticas
que se aseguran el propósito
de ir esparciendo
tu promesa
de revelar sus formas etéreas,
como escritura
en el pergamino de tus ojos…

Desde Ti

Que yo te escriba,
sumergida en un vaho de iridiscencias
y me sepas
contenida en tu propia lengua;
estimulada por el intercambio
que disfruto al confiarte mi delirio
y darte conmigo
a lo que damos paso…

Que yo te cante mi prosa reinante
desde este cuerpo psíquico
y te enseñe las consonancias
que me entretejen a tu piel,
sólo aviva la llamarada…

Mi mundo florece a tus pies
cuando me avanzas
y no puedo resistirme
a dejarte deslizarlos
por mis jardines astrales…

Me salvas
y soy un mar de carne,
arrojándome al litoral de tus labios,
donde tu seda ardiente
serpentea
y se afianzan mis mareas,
cohesionándose con el poder circular
que propagas,
como epopeya de estupefacción
al pervertir la realidad
y extraer el estruendo que rompe
al choque con tu fulgor…

Ávida Trepidación

Se adapta el espacio
a tu luz corpórea,
urdimbre del porvenir
que colabora
con la unión de las lenguas titánicas
que consolidan la tesis
de que lo que me da más de ti
es lo que estás diciendo,
inextricablemente…

Sin eludir la complicación
de estar desobedeciendo la norma,
introduciendo la intriga
sobre la línea sin arco,
aclamo tu prolijo orbital,
tirando de mí;
distribuyéndose en mis labios
para que trence el corazón
con tu acción polifónica
y así, conseguir
la vorágine que te sabe gozando
a la velocidad del instante
en que los cuerpos,
en ejercicio de contacto,
van hurgándose;
desmesurando los límites
y enviándose la señal inconfundible
para causarse estragos…

Distorsión Cautivadora

Preponderas,
sabiéndome hacer sentir tu apetito;
dándome el placer
con el que llenas las melodías
que se disuelven en mi boca…

Ese dulce arrebol
que colorea la tarde,
va trepando
la implicación exaltadora
en fase de víspera,
la nota inalcanzable que se eterniza
bajo tu tacto,
moviéndose a través de la noche
que te consagra en mi rezo…

Y, entonces, entras en mí,
lento y sutil,
en tu empeño por dialogar,
recopilando mis aguas…

Adoradora de tu saliva,
concibo ese mágico momento
en el lugar
donde tu luz circular se agita,
ceremoniosa,
fundada en la próxima revuelta…

Te excita excavar la tumba
donde no me encuentras,
acertando lo inexorable
que va humeando por mi aliento,
como la ventajosa incoherencia,
tan recomendable para tu espíritu indómito…

Te estoy sintiendo,
más allá de todo,
percibiendo
cómo tu claridad toca mi cambio,
asemejando percibir
un sueño premonitorio
que nos augura entrelazados…

Reparando en Ti

Se te nota demasiado
cómo, la melodía del brillo,
va subrayando
el atributo sensible
que permea
cada ámbito de lo que eres;
lo que me enfrenta al deseo imbatible,
legitimando, sin condiciones,
el estado de tu lengua en mí…

Te enseña
descolgándote de la mística raíz;
derrochando sensaciones,
como prolongaciones de tu rebeldía…

Y campeas el sobresalto,
con tus simetrías insurgentes,
implicando la membresía
del club de los soñadores
al fundir abismos
en la gesta satisfactoria
que nos provoca
consentirnos,
día y noche…

Sustancia Sinfónica

Me define la condición
que adopto,
cuando me encienden tus dedos
la cuerda sagrada
y haces crecer la tensión del aire,
mientras me muevo por tus poros
y te veo bailar, conmigo,
en un ritual de luna y agua…

Te hago sentir lo que siento,
como un maleficio
que hace que imagines
tatuar tu lengua con mi devoción,
mientras sobreviene
el trazo que no acabo,
ilustración espiritual de tu anatomía…

Soy la flor de luz inmarcesible,
goteando su tonalidad
de mujer infinita
al deslindar tus jardines
con tanto brillo
y despojarte los atuendos,
brotados de poesía…

Alero

Me caen
tus manos y tiemblo;
tu lengua y entiendo
que es, de cualquier modo,
más que todo,
la críptica,
reuniéndome
con el resumen triunfante
del imperio que fundas…

Sube la espuma
y late mi corazón
su compacidad de acordes
que coordina el señalamiento
de que somos al unísono…

Te gusta
mi ruedo,
su compás curvilíneo;
la paleta de fulgores,
con la que enredo tu fascinación,
cuando se cuelga, el silencio,
de la nota dulce
que involucra la deliberación
de ir por mi tacto…

Me trastorna esta caída
hacia lo inconmensurable
y casi mágico
que consolida el nacimiento de tu sol
en mi pentagrama cósmico;
la astucia, creando su composición,
como réplica orquestada
que aduce implicarme con tus ojos…

Impacto Susceptible

La oportunidad me enseña
cada movimiento de la coreografía
que humedece tu lengua
y suscita
el deslumbramiento del silencio,
un deleite de toda índole;
atasco que prospera
y me hace merecedora de tu noche…

Florece
en mi mente,
en mi pecho
tu fuego crítico
y me escoge la lógica
cimentada en el encuentro
que da sentido a mi perdición;
la luz, enunciando su ciclo a través de tu reflejo…

Me inspira
el acento de tu tacto;
el sonido de tu voz,
brillando en mis cabellos sueltos;
alimentas tragedias
que me sumen en su escarnio;
lo que atenta, sin miramiento, a todo lo dicho…

Y me desdigo
hasta que el hecho retumba,
repartiendo su consecuencia
con el vértigo extenuado…

La lectura de tu latido,
por fuera,
me hace trepar la osadía,
escarmentando al olvido;
habitando la cicatriz
que me nombra en tu pecho;
extrayendo la monotonía
del conflicto que irradia la paz,
en lo más íntimo,
como un ensayo,
respondiendo el llamado
que culmina sobre el escaño
montado al pie del fin…

Imaginación Pura

Me prefieres
extensa,
excedida de exotismo;
minando la apariencia
de ese primer contacto
con el que suprimo el frío de la distancia
en su desfile que se derrumba
bajo tu hegemonía…

La luz se agita y derrama,
a cántaros,
encima de lo inmediato
de ese instante acabado de dar inicio
y la mentalidad,
a salvo de lo cierto,
funciona para estar conectados
por la mágica silueta del silencio,
donde muere lo conocido
y, sin acabar de conocer,
ofrecerme al abismo
con el que te veo llegar
de otro modo…

Cada día es otro
y otro su espejismo;
la inyección de la ruta
al caerte sobre mí,
me ata a tu lengua,
leyendo los escalofríos en la oscuridad,
mientras derrites la sal
con la distorsión de las sombras
que lavan mi herida abierta,
confinada
a verse reflejada
en su más escondida verdad …

Pétalo Místico

Me susurras vanidades
que consagran lo irresistible de tu accionar
y ni me preocupa
ni me complica
esa manera
de conducir mi energía;
de traspasar el límite de mi realidad
con la suavidad que desencadenas,
provocador…

Porque no reduces,
adicionas;
multiplicas mis ganas
de darle paso al volumen de calor
que barre con mi ropa,
en completo acuerdo con tu piel,
consentimiento
que invalida lo prohibido…

Porque me va y viene
el apetito;
de un lado al otro,
me trae prendida
el trasfondo de tu desnudez
y tomo, como centro,
el químico estornudo,
porque hay más, pasando allí dentro,
tanto
que emprendo el viaje
hacia donde se asoma
el daño inevitable…

Y me traga tu cuerpo
y ya me formas parte,
porque en aquel instante íntimo,
ese siempre
se hace sangre, latido y carne…

Cuervos y Luciérnagas

Desde mi oscuridad,
consigo la evasión de tus controles;
pones a prueba mi astucia
e incurro, invicta, en la falta…

Es que me devoran
tus psíquicas bondades
y la atmósfera
me declara afortunada,
cuando, el color dilatado,
dibuja una estela con mi nombre
y me atrae a tu lado…

Me percibes,
como el rocío del sueño;
como el extracto celestial de la noche,
goteando la constancia
que me repite en tus ojos serenos…

Aparece el goce de constatar
que sólo mi vuelo te alcanza
y adquiere relevancia
que tengas atada mi mente
a la sonoridad
que haces resbalar por mis labios…

Tu contorno me apuñala
y escoges mi lengua,
como un sendero al paraíso,
mientras lames la exquisita sensación
de tocar el infinito,
sabiéndome dentro de él…

Y sin decir palabra,
con una nota en la pupila,
compones lo prohibido
de la razón humana,
también…

Síndrome Versal

Asiduo,
te avienes a mi lengua
y la posibilidad emerge
con una hilera de sucesos
en los planos alternativos…

Te presiento,
orbitando desde el oriente,
superlativo;
acercándome la fragilidad del intercambio;
dos fulgores que se empecinan
en el otro,
devorando el instante
en que se tiende el flechazo…

Se agudiza el sentir
con su misterio en cadena
y me doy cuenta de todo,
porque,
de cada horizonte, despeñada,
abro un nuevo espacio para tu aventura,
despojada de oscuridades…

Y pronto
me invade tu capacidad
para absorber el ajuste geométrico
de la sujeción que convierte
el ahora en nueva proporción,
secuenciando memorias y olvidos
como un cartel florido,
señalándome el misterio de la consecución…

Misterio Acústico

Tu piel postula
su llegada a mi interior
con un cordón de efectos vibracionales
que balancea volumen y sonido
para hacerme oír
la textura de lo interminable…

Intervengo,
lamiendo tu influjo arrebatador
como anticipo,
a mi aire,
de la promesa de tu lengua,
cuando me acucia su frenesí,
y aprieto la musculatura
que se divierte,
abriéndose paso
frente a tu propósito
de inundarme entera la noche…

No reconoces ese arte,
nacido del horizonte del gozo,
cuya resistencia impecable
se hace con todo mi interés
y persigo más,
al incrustar mi epicentro de colores
en ese espacio creativo
del que sólo tú eres capaz…

Desconociéndote,
al toparte con el afán
de mi devota fantasía;
pretendiendo volverte razón perdida,
ya le concierno a tus feromonas
con la simpleza del tacto del parpado gimiente,
y, ante la irrupción
desmedida en las zonas
donde tu misterio dice mi nombre,
labrador de mis mareas
oleaje de vapores,
liberas un torrente inefable
que me hace crecer en tu saliva…

Indeclinable

A diario me sospechas,
socorriendo el impulso parpadeante,
a la luz de la porfía
que conduzco
por las regiones ingobernables
de tu aliento…

Eres el punto ciego
de mi punto de vista;
el gajo sideral
que torpedea la penumbra
para abrir, en mi lengua,
la filial de las delicias…

La astucia se suspende entre tus dedos
con una suave impertinencia
que le impide debilitarse,
mientras un tramo secundario
encubre tus intenciones,
dejándose exhibir,
casi indispensable,
en cada latido…

Esta noche puedo
proferir un sacrilegio;
invertir el contenido de la abstracción
para volverme
tan débil y fuerte, a la vez,
y poner, delante,
la opción que subvierte el contenido,
mostrándome,
como el efecto de tu intrepidez…

Atadura

Me enrosco en tu lengua,
como un mantra,
atrapada en el sueño recurrente
donde emerges
y tu piel se inmiscuye,
ofreciéndose,
como un cascabel de auroras…

Crees saber lo que aguardo
y creas una atmósfera
para liberar el deseo de la palabra
sin impedir el armado del rédito flotante,
fruitivo,
cuando se introduce,
a nado,
dejando escapar,
de mi alma, un suspiro…

Amplías el rango de la confluencia
y reluce la fortuna
de ser la curva que abraza tu sien,
fulgurando;
migrando a través del piélago de la mortalidad
para coger el goteo hiperbólico,
entregado al vendaval
que constituyo
a causa de tu propio efecto…

Produzco la fuerza misteriosa
con el que me anudas
a tu pecho,
y su ondulante partícula
reconoce tu dimensión
en su elemento…

Provisión Límbica

Pierdo el ahora
en su migración continua
y me encomiendo al próximo,
tan sucesivo,
como insuperable;
la idea diáfana
sale de tu lengua,
como estatuto de originalidad
que despliegas
por el puro gusto de empolvar mi carne
y ajustarla al tono
que va urdiendo su siembra…

Tanto en mí,
como si nada,
aguantas
la profundidad inefable;
la efusión que escarba
la misma soledad del misterio
en consonante desarrollo…

Los impasses
fortalecen, del paso al otro,
el impulso vital,
al dejar madrugar los mañanas,
copulando ensueños…

El testeo de lo mundano,
fervor que adviertes sólo tú,
mantiene en suspenso
la procreación,
a la luz de una realidad
que se erige del tallo neuronal,
mientras vislumbro la próxima estación…

Y me declaro en huelga de claridad,
favoreciendo tu paso,
inseparable del siguiente,
para que accedas al nuevo mundo
que procuro sin procurar,
con una acción insistente…

Espuma Incendiaria

Voy reuniendo la prisa,
ahogándola en tu boca,
mientras, repartido, en la mía,
toma velocidad el silencio…

Y danza mi lengua ebria,
luciérnaga de agua,
sobre la densidad de tu verbo
de un modo
que ensarta el aroma silvestre del campo
travieso
en el aire que te confiere un suspiro,
cuando reconoce, por un buen rato,
que, al perpetrar tu contenido
de literatura cósmica,
ahonda su propia esencialidad…

Hace nido en mis poros
otra medianoche
y caigo en la trampa
que me entierra su fuego húmedo
y te dedico mi estatura…

Te quedas,
prendido,
nadando mis curvas;
cazando el oleaje
que va coquetear con la insinuación
a puntito de acabar de tocarte
y, juntos, avistar
atorado el aliento
en el entramado de la pasión;
coronación,
perpetuándose, en plena forma,
con los dinamismos moleculares
que obran su trastorno en mi interior…

Precavido

Aunque esta vez
escoges el camino ciego
para hacer que venga aquello
que ralentiza lo imaginado;
me sabes poderosa
y, a la vez
que abandonas lo sensato,
me encuentras,
estimulando tu resplandor rebelde…

Pernicioso el ambiente,
va aclarando tu gusto exquisito,
al darse de más,
con un malabar de palabras
que sienten toda esta secuencia,
alcanzando lo más íntimo…

Impartida la tentación por mi lengua,
va apostando por lo que soy,
azufre y veneno,
desolación invocable
que se vuelve estallido…

Ultraterrena,
tiendo
a montarte en doble giro,
rodeándote de un encanto paranormal,
como el canto de una sirena
en las profundidades del mar…

Subliminal II

Siento que hay
un lugar
en total contradicción
con aquello que conozco;
una acústica perimetral
que, a tientas, abordo,
inductora de mis intuiciones;
un momento
que reconoce más de mí
que yo del resto,
mientras degusto el verso
de tu luz consciente
y me estremece su palabra…

La intima labor de lo insondable
me empapa
y es tu intención,
formidable subterfugio
que acelera mi apertura;
clímax astronómico
con el que alumbro
todo lo que, en ti, se conjuga…

Concesiones Sublimes

Ese decir incalculable
que me deja
mirarte más adentro;
esculpir, en el silencio, un guiño
para acceder
a tocarte;
a soportar el rompimiento de la palabra
para saborear la sagrada vibración
y aproximarme al punto
que excede tus bordes,
incesantemente,
ofreciéndote soterrar la sustancia
en los abismos de la carne
donde tienes prendida mi insensatez…

Acelerar,
encadenada a la condena
de perder el rumbo,
mientras la luz va encumbrándose
para ver surgir el entusiasmo,
desbaratando el orden
en plácida inconveniencia,
pendiente de sujetar
el cariz más brillante de la noche…

Me das una partida envidiable,
cuando esplendo en tus dedos,
sintiendo, íntegro,
el movimiento del triunfo;
al inseminar el sigilo,
cuando huyo a los brazos fugitivos
de tu aguacero…

Tránsitos II

Veo rodar
la memoria y la intuición,
ovilladas,
desde la fuente milenaria
que gobierna los sentidos,
donando la sabiduría del rito
a esta lengua
que te convoca
desde lo anterior a lo siguiente…

Así, como la semilla
que no retrocede en la experiencia natal
y crece y empuja
desde el húmedo interior,
palpando, con un roce helicoidal,
la oscuridad de su fuente…

El rostro luminoso del silencio,
se reconoce mineral
que, desde lo alto,
fluye en disposición proverbial,
apurando la desembocadura
con una especie de frenetismo
que deja que se equilibre la vida
en la punta de tus pestañas,
desdoblándose
en promesa y llanto
relegándose a si mismo
para acabar dándose,
como el agua…

Tentacular

Tu tacto de fulgor rabioso,
se vuelve incontable de reanudaciones,
como un patrón energético
que se esculpe en mis poros,
fluctuando
con su agarre intempestivo,
mientras se superponen los silencios…

Me pauso en su anatomía de plata
y ruedo hacia la proximidad de tu aire,
mientras juega tu luz
con mis cortinas de agua
y yo la dejo
que me abarque,
como el pulso cósmico
ante la inmolación de la noche,
herida desangrada de estrella,
disuelta en el banco de nubes
que la recoge…

Lo que enfrenta el trayecto,
me arroja hacia la latitud
donde me desperdigo
para que te aclimates a mi suelo humano
y mantenerte en vilo
hasta lloverte la insistencia del desborde…

Me detiene el paso
que rompe las orillas
y arden, en saltos de cristal y fantasía,
las llamas del verbo
con los que mi cuerpo te señala
y te dejo entrar,
errante,
descubridor de lo que guardo,
invasor de mis jardines interiores,
cuando mi rosa furtiva y su espina,
va vertiendo sus colores
en la pila de tus manos…