Ideas Atléticas

Ciertamente,
asoma la vertebra divina;
fulgura la partícula
de la que estoy engarzada
por cada paso
en la dispersión del silencio,
si lo articula tu lengua…

Descubrimiento
que califica
lo errático del desconsuelo;
lo erróneo de lo exánime,
sólo
por percibir su contrapeso
con el rapto
que pones en mis carnes,
echándote a correr, luego
que me recuesto en su alegoría…

Me toca tu esencia impía
y los pájaros de fuego
retornan;
me dice tu cuerpo poesía,
mientras tu luz se transforma
en ofrenda espiritual…

Dialogan las telas del mar
que ciñen a tu aliento
lo inexpugnable
y sigo buceando,
donosa,
la claridad paralela
en la ondulación de las partes,
como si mi estirpe
se descubriera
en tu propio aire…

Congruencias Instigadoras

Oteo el margen fronterizo
que dificulta escarbar las soterrados dominios
de tu visión
y transgredo el pacto,
carente de las cláusulas que nos señalan
la misma potestad
y, al acercar la exclamación
de lo que me tiene vibrando el alma,
el denigrado perfil de la oscuridad
se torna prodigioso;
es oro lo que ligan tus palabras
con esos sonidos orgánicos
que ascienden a las alturas
donde reside el estrago del último pétalo
en el momento exacto que rompo el hechizo…

Tentada de acurrucarme,
bajo las olas de tu hermosa melancolía,
dejándome llenar y vaciar de su riqueza,
me tomo el tiempo
de reconocerme en ella;
de analizar su esencia invasiva
y le doy sentido
a tu sonambulismo,
marcado por el silencio…

Y, sin terminar de saberte;
aún sin entenderlo todo,
me abro a la comprensión de tu universo…

Intratable

Me encandila tu fiereza de nácar
que va tornasolando mi forma de entender
la elegancia
que traes colgando de tu lengua,
afilada densidad
que envuelve mi avidez
con su luz acústica;
sustancia de la que soy adicta
desde que apareciste,
aquella vez…

Estoy tan ebria de la lírica
que exhibe el fruto salido
de las aguas primordiales,
cuando desatas el cielo
con la piel de tu aire…

Me incrustas la vibración
de un sentimiento poderoso
y, cuando tiemblo,
escuchas
un órgano impregnado del vértigo
que arrastra, en espirales,
el fin de cada jugada
marcada de equivoco y acierto,
siempre en despojo;
ávida campanada,
congregando lo divino
hasta mis ojos…

Incorregible II

A tu lengua me ato
y acato
el compás de sus directrices;
el curso hacia el puente invisible
donde hundo el entramado
que corteja
la complejidad de averiguarse,
cruzando el acto de iluminar al otro…

Su timbre es un pliegue de luz,
libidinoso,
provocador;
poder que esgrimes
y con el que me mojas la voz,
ejerciendo un influjo sobrehumano…

Ante la excitante tentación
de lo converso
que me confieres,
me descubro en pecado
y, es mi placer culpable,
no resistirme a tu precepto…

Tienes la habilidad de acomodar
el equilibrio sobre suelos escarpados;
guiar mi abandono
hacia la corriente de átomos
que ostenta el prodigio de tu locura…

Y te arropo
con la prominencia lograda,
porque,
acudir a tu llamada es caer en un fragor de lluvia,
cobijo ingrávido que me rescata del sopor
y, comer de tu respiración,
hacerle caso a lo que me pide el cuerpo;
rendirme a la gloria de distinguir
en tus ojos,
la fuente viva de fascinación y misterio…

Ensañamiento

Asolada por tu embate,
me sonrojo;
subyugada
por el canto de los arroyos vespertinos
que vas combinando
con un espléndido marco de belleza
que altera el comportamiento de las cosas,
te has propuesto embaucarme,
sin remedio…

La mixtura tonal que ajustas a mi carne,
callando lo prohibido,
furor de terciopelo,
me palpa,
revelándome la luz de tu sombra;
la emanación que desata,
una y otra vez,
un eclipse de sensaciones…

Siento el conflicto
emerger y desembocar,
mientras propones promover
el disparo despiadado del silencio
y eternizarlo,
pegándose a mi apetito;
acertándome directo…

Te das y me doy,
justo a tiempo,
cuando el intrépido coqueteo
enfurece al instinto
y lo intoxica de furor
con su desempeño hiperboreal…

Me alejas y traes de vuelta
y enloquezco,
revistiéndome de las letras
que leen tu sabio refrán…

Témpano Ignífugo

Apostada en el lugar
de mover paradojas
para reescribirlas con un parpadeo,
diluyo las grietas humeantes,
apartando el hecho de mostrar
sólo un ápice
de lo que siento,
expulsando el polvo de las retinas
con la dimensión de la palabra…

Muta el desmán
al declarar la ceguera metafórica,
cuyo impacto me indica
el alfabeto de tu psicodelia
y, al tensar mis arterias,
diseñas la mecánica que adopta
la luz inmortal de la noche
y, sin olvido,
su punto de convergencia…

Temático entorno
que decreta
el fuego bilateral, trenzándose
hacia la profundidad del infinito,
al compartimos,
sin más,
las formas de la carne…

Verosímil

De tu pecho nazco,
natural,
como el secreto de las flores,
rastreado por la curiosidad
de los espejos…

Mi lengua es un pájaro índigo,
cuyo trino evanesce en tu silencio
y sé que concuerda con tu cuerda,
mi vibración,
armonizando el instante,
como una cajita de música,
lo hace
con la emoción
que aprieta por salir…

Tus ojos rasgan mi piel;
saborearlos me parece
consentir la devoción tangible,
descubriéndome,
entre las texturas
que exploran los paisajes profanos…

Tus dedos
van ahogando mi humanidad;
con un roce húmedo,
me cuentan
que estoy hecha de tu pulso,
entrecortando la respiración…

Plantas en mi boca
la absolución,
como la semilla infalible
que clama por verbalizar
el propósito de hallar el serpenteo sinuoso,
desde la raíz
y extinguir la búsqueda
ante su propia eclosión…

Prismas Elementales

La combinación de vibraciones
que recopilas con la lengua,
excita mi intelecto
y prosperas,
como el preludio del soneto de la noche;
en vapores espejados,
posando cada paraíso
en mis manos infinitas…

Y vale la pena
perderse en la locura
de sentirse en extravío;
de dejar,
a espaldas de la luz, la sombra,
en la prolongación de la carnal anomalía
que da vida al hito de sangrar,
como una hazaña que redime el alma…

El regusto forja la revancha
al revelar lo deleitable de esta incidencia
que se confiere voluntaria
sin esconder las facetas
del brocal de tus maravillas…

Su estela polifónica
devora el deseo;
entras tan dulce,
como la diáfana corroboración
de que no me aparto de tu piel…

Envuelta en tu lírica superlativa
desde donde el cielo cosecha
el instante eterno,
sin dar marcha atrás,
voy entregándome
hasta desaparecer…

Recesos Airados

Pretendiente de la osadía,
tu seducción alborota,
con espectacularidad,
cada uno de mis puntos vulnerables,
conectándome al flash
que va a disparar la adecuación del ángulo
que nos convoca a su galería de artes…

Tu fuente de recursos es gracia
que intoxica al silencio…

Y no hay pudor,
entre las rachas de amapolas
que descubren
el olvido;
el soplo de la terrible cercanía
que salva;
que aquieta;
que entiende el mensaje que dejas,
al filo de la premura…

Si quieres seguir mirando,
te aconsejo
entablar contacto con mi lengua
y su extraña manera
de seguir la ruta bioluminiscente del universo;
la devoción
que clarifica la belleza
de todas las vertientes naturales,
sabedoras de tu misterio…

Fiebre Emocional

Invocar el estupor de la falacia;
quitarle la máscara
en pos de reconocer lo dramático
de socorrer la respiración de lo que intuyo…

Mi cuerpo fanático del tuyo;
de tu lengua;
del tacto atrevido
de sus numerosos escenarios
se vierte, en conmoción…

Y me conviertes en poesía
cuando, sin escudarme,
ante tu irracional aproximación,
descubro la alquimia
directo
en el pecho;
en el canto largo de la lluvia
que va acopiándose en mis rincones secretos…

Sólo puedo alucinar
fecundar un mar redondo,
mientras te abro mi cielo
y te abrazan sus piernas
y el ruido blanco
rebota ante la confesión
que trepa el lugar recóndito
donde ardemos rápido;
donde el viento solar
promueve el descarrilamiento
de mi casa rodante;
en los acantilados de tu delirio en flagrancia,
donde te declaras culpable…

Aguas Alquímicas

Este deshacerse en palabras,
buscando disimular el índice de logro
que me deja, siempre, en deuda
con el alma…

Este sentimiento copioso,
que se iza en el silencio,
viaja, día y noche,
fundiéndome al secreto
que se esconde de lo dicho…

A la misión de desahogar los intervalos
te sumas,
desgarrándolos;
esparciendo su claridad en los prados taciturnos
que colorean mi red sanguínea,
irrestricta, ante el desafío
de hacer crecer el idioma de los sueños,
a lengua alzada;
a dedos llenos,
como un llamado multicolor
a incentivar,
con cada movimiento, lo más puro…

Y se te da bien tornar a mi mente
esos giros ilesos
desde tu concéntrica distancia;
me invitas
a componer un recuerdo;
hacer, del instante, totalidad
ante la secreta oportunidad de dejar atrás la ilusión…

Tu tacto enloquecedor promueve
la comisión de lo impensado;
la ocurrencia del delirio,
mostrando
el gesto minúsculo
inmiscuido hasta el fondo…

Voy por la línea del equilibrio
entre tragos danzantes,
agitando las expectativas;
sosteniendo los caudales
de todo un raudal de geometrías…

Dentro de tu Silencio

Permanecer varada en el fondo
de tus ojos universales,
me hace cómplice de las confidencias
de cada uno de sus aliados,
pertenecientes al lado oculto
de la esfera,
en el afán de convertirte
en el portal que me da acceso
a permear la memoria y la lengua,
tatuando, en la frente del tropiezo,
el ímpetu radiante…

Sabes
que no te soy indiferente;
que desde que me arrima tu verbo,
ya nada me basta;
que no te voy a soltar sin antes
caminar la senda de tu agravio;
encumbrar tu aliento
y su dirección sagrada…

Y contesto el exabrupto psicótico,
dejando escapar una frase
para darte de mis labios,
en pleno apogeo,
el juramento del sol…

Cautiva de tu esplendor,
otra muerte me alcanza,
superando toda expectativa;
entreno todos mis cuerpos;
te mezclo con la voz expansiva
de la astronomía
que constituye
el onirogenerador de caracteres,
transmisor de lo que llevamos dentro…

Mientras Duermes (XX)

Al reclinarse la ilusión
y sus máscaras secretas,
me das la opción
de cruzar el cerco transversal de tu silencio;
incorporar el despliegue de mis alas
al descanso corpóreo del que estás hecho
ahora mismo
y asistir el escape del alma,
aferrándome al hálito
con el que emite señales
para mantenerte colgando de mi lengua…

Es tan hermoso sentirme susceptible
a mover espacios interiores;
a encender la alarma del instinto,
como un extracto de la naturaleza,
cuya figura insaciable
se cuela
en la germinación del remolino
que va a cobrarse mis aguas,
agitándolas…

Adormecida la materia;
me mira la esencia
atada a tu encanto…

Me tienes
bajo hipnosis;
en el altercado de tus convicciones,
fluyendo entre textos oníricos
que me hacen sentido
con cada palabra…

La soledad va curvándose ante el roce
del sutil espasmo
que me regresa a lo esencial,
encadenándome a la climatología de los indicios,
mientras retratas,
metódico y desobediente,
lo que no puedes ocultar…

Irisación Pineal

Me soplas, al oído,
el pigmento del éter,
bien habido
en la flor de tu magnetismo…

Enciendes la mecha
y un flanco
de matices espectrales,
tatúa el curso de mis rayos de luz,
creando una figura profética
que da lugar al inicio del fin…

Chocando palmadas festejan las ondas
que puedo sentir
en mi piel despejada…

La magnitud de tu corriente,
ejercita el empuje de los doce vientos
y empapa la silueta de la noche
que va captando esta fuga,
demente,
aullando
camino al infierno…

Me sacas de cada dimensión,
secuencial,
cosmotrayecto
hacia la alta morada de lo sin mácula,
región infinita
de la consecuencia de bucear tus ojos,
cargada de una percepción intensa…

Cientista de los antojos
de mi lengua,
conoces bien mi sabor predilecto
y la combinación de toda la magia
que lo crea…

Estela Cuántica

Tiembla el silencio
con tu melodía de luz
y tú,
vistiendo mareas
de polvareda estelar
haciéndome explotar en tu pecho,
multicolor,
cuando gira tu galaxia y la atravieso
con mi oscuridad,
sin pensar las consecuencias…

Me asusta la beldad
que se cuela tan dulcemente
por mi lengua,
porque, de alguna manera,
desabrochas mis recatos
y fundida a tu abrazo reluciente
la noche danza con nosotros,
rugiendo sueños
que encienden el instante
en oleadas de piel,
estirándose,
engarzando la astucia del recoveco de un léxico
que envuelve, con mistérica sensualidad,
tu legado…

Despiste que ahoga mi sensatez
con este juego de persecución
que nos enreda en su rutilar espejado…

Conoces bien
la canción que soy;
la voz del túnel
que te lleva directo a la locura,
desde el fondo de mi corazón…

Tonos Magnéticos

Rescato los atuendos impetuosos,
lloviendo con el clima,
para atizar la tormenta
y atraer tus ojos,
mientras se va impulsando
el efecto de desbloqueo
y vulnerar lo que impida
que el símbolo de tu presencia
se vuelva fuego trascendental
que mueve mi antojo…

Adivino tu reflejo pletórico
en esta oscuridad
que ilumina, con viveza,
cómo suenan las palabras
grabadas con insidia magistral
sobre cada nuevo ahora…

Y se amontonan en tu lengua,
mientras improvisas la primera melodía
que no para de enamorar,
incluyendo la asistencia filosófica
que voltea el mapa
donde no me encuentro…

Como la marcha opuesta,
me mantienes asida
a tus brazos nebulosos,
musicalizando el verbo
con una destreza que excita…

Elogio de compartir la inocencia
de estar flotando en la luz
con la perspectiva
de las olas,
hecha de humos deslizados
en toboganes de euforia…

Precipitadamente

Te expongo a mi avatar,
tan poético,
como tentador;
te preparo para subsidiar la obtención
de un silencio excesivo,
decidido a completar la aspiración
con las que tus ojos
miran directo a su consecuencia,
entrenamiento
que se ocupa de ocupar tu lengua,
mientras fluye la creatividad
con su descarga aprehensora…

Puedo ver más allá
cuando tu boca me toca
y te la canto a borbotones,
tanta belleza
que quiebra la brecha,
acercándome al extremo opuesto
y correr el riesgo de que entres en mí…

Me pido el desalojo de tus intenciones,
inserta en tu deseo febril,
como un sarcasmo,
rasgándose de saberse ignorado…

El rostro corroído de tanto mirarme,
apuñala la excusa,
y se alza tu fuego,
desentrañando el oxígeno del aire…

Es que tu señuelo magnetiza
y aparentar que no
sólo es negar lo evidente
de lo profusa que se torna tu saliva,
cuando alcanza
la prima tribal;
la fluida transmisión
que retrata esa parte tuya que me atrae,
frenéticamente…

Plétora

Me engulle tu tracto vocal
que me consiente
con una afinación
que es río silencioso,
lleno de amor,
corriendo,
solemne
y, cuyo recorrido no lineal,
de forma imperceptible,
logra consensuar
el andamio del viento y mis pasos soñadores…

No existe condición
más que el acople;
el camuflaje de panoramas suicidas
que me revisten de tus papeles…

Solo reactiva a tu piel
le crecen los colmillos a mi lengua
para morder hasta la sombra
y clavarle mis palabras
con este montón de ganas,
recogidas desde los terrenos
denotados de la inteligencia…

Y descubro que el poder
que tu embrujo genera,
es encanto atemporal
y, al cristalizar las plegarias del alma,
en un sueño,
me condeno
a la simétrica equivalencia del fractal…

Noción Auxiliar

Inhalas y exhalas las inclemencias
que no entienden de súplica ni socorro,
cuando atentan contra mi lengua,
tras alentar
a mis circuitos internos
a cruzarse con el episodio
en el que tiemblan las sombras…

Porque nos vive este sueño
desmedido
y me destroza
el efecto de estas aguas de oro
que columpias en tus versos,
esmerándote por acariciar mi pecho,
como cometido…

El canto de las piedras
sostiene el equilibrio del universo
y su esencia volcánica
te habita;
repica la imprecisión de sostener un presente
que dibuja la próxima salida,
silenciando el deseo,
deslizándose, como una gota
que recolecta, suave, de tu piel,
su tela prístina…

Voy disolviéndome
en progresión sincera,
bañándote con mi poder;
empapándote de la cadena lírica
de mi desvelo,
mientras tu sed se apodera de mi aliento
y eres luz de mi insurrección…

Irremplazable el sentimiento
y la sensación de moverme en lo difuso,
sitúan y conservan, intacto, el desenfreno,
transformándose en hierba gaseosa
aquello que descubro
al acercarte a los patios que frecuento…

Imperecedero

Intacto el toque de tu fuego,
me seduce
con su movimiento reverberante;
tu lengua me consume
con tal desenfreno
que muero por descubrir
el relámpago que sabe
sostenerse entre sus pliegues
y derretirme,
fulminada por su poder…

Y luego estás tú,
traspasándome la química universal
que te carga de lo indecible,
porque
sabes acceder y deslumbrar
cada una de mis partes;
tienes maneras de inquietar
que nadie más
al darse y declararse
una dulce descarga de polaridad,
abarcándome toda…

Cornucopia
con la que inundas mi ambición,
desorientando la razón
para encontrar la resonancia de mi sentir más hondo
y comprender los sueños del mundo,
sacándole brillo al iris del arco
que te mira
despedazar el tiempo;
fecundar la respiración
y completar el deseo
que brilla sólo en tus ojos profundos,
como el vicio del autodidacta,
apostando por lo mejor…

Brebajes Sónicos

Viajo
a un continente flotante;
a un suelo ultrapoético,
donde retoza mi voz,
cuando le pides a mi oscuridad
atarse a tu línea dinámica,
mostrándome
lo versátil y prometedor
que resulta amoldarme
a la acústica de tu alma…

Este periplo que me transporta
por tus diagramas universales;
burbuja que me empuja
con sus frases elevadoras
hacia lo más profundo del silencio,
demuestra
que me estoy derritiendo
entre tus dedos espumosos
con los que agitas mi seda
y maúllas entre sombras…

El vértigo del giro me vuelve
sonrojo de luciérnaga;
induces un ánimo hexagonal
y duele cada letra de escribirla,
su luz expresiva
define tu potestad en boga
y, aún sin contar el secreto,
lo titulas
fuente de mi adoración,
enterrando entre nubes frenéticas
lo que exuda la gota de tu descontrol…

Fenomenal

Envuelta
en las fuerzas de tu naturaleza;
en la perturbación esencial
que deja brotar de tu fuente
el trino chispeante del esplendor,
se deleita mi alma…

Sumergida
en tus mareas hipnóticas;
en los temblores que rescatan mis escalofríos;
es que consigo
el placer de las erupciones,
evacuadas de lo profundo del silencio…

Y cuento los pétalos de la noche
en su canto floreciente,
soy
el germen de sus jardines;
el relámpago y trueno,
esquematizando tus intervenciones tormentosas;
la tromba y el tornado,
la erización de su vértice,
irradiándose en tu cuerpo
para asentar, desde dentro,
un universo sin límites…

Se destaca, de entre todas,
la rama ardiente de tus sueños,
creciendo, subterránea,
en la expansión perceptiva
de lo que soy,
cuando logras atravesarla…

Exponencial

Me concentro en buscarte
y trastabilla el intento;
como un efluvio desbordante,
sales del silencio,
inesperado;
me estoy acercando a tu forma más pura
y te vas depositando,
sin contenerte,
con la suavidad del ocaso,
sobre mi piel…

Se desdibuja lo monótono,
porque sabes
encender los fuegos de la noche;
cambiar mi pulso
a tu antojo;
darme a probar lo divino…

Y te hace justicia el aparente caos
con el que llamas mi atención,
ese lenguaje implícito
que escoges
y con el que me impregnas
lo que dices y haces…

Sofocado por el furor
que le subyace,
mi cuerpo saborea la exuberancia
en todos tus niveles;
la secuela que edifica
la significancia de contenerte…

Piedra cantora de tu claridad,
me das y no
y danzo a tu alrededor
con el poder sensorial
de un planeta en construcción…

No me Salves, Perla de Fuego

Descubierta,
tal cual lo siento,
me acerco
por el borde de la perturbación,
hasta alcanzar la amplitud fonética
que recoge tus huesos,
montando formas en el aire,
porque, al encontrarte,
medio despierto,
sigo gestando un idioma
que embriague el arranque de tu corazón
a la velocidad de los astros…

Tu silencio me moja
y es que, al saber fascinar
con tus eficiencias esenciales,
me enseñas
el fuego santo,
residual y momentáneo,
sólo por respirar y latir
la distorsión de un viaje
que fulmina el tránsito
para abrirse paso
en la fuente flotante
que nos gobierna entre disturbios…

Lo que muere da paso
a lo siguiente,
acatando el rumbo de la orden superior
y es que agrede lo anterior
el impacto superlativo,
mostrándose,
paso a paso,
la nueva versión…

Trasluz

No basta
con ensordecer la penumbra,
sacarle los ojos a la realidad
para evitar la niebla
que nos acontece,
impredecible;
el encubrimiento
sólo rebasa el cántaro de lágrimas,
haciendo retrasar el vuelo que sigue…

Atravesarla conlleva
aceptar la ablución experiencial;
hallar el trampolín
desde el fondo de lo incierto;
catapultar la semilla
aplacando la imagen tardía
que va a quedarse con los restos…

Al mismo tiempo,
la intervención de tu lengua
avanza circular
y me está sonando en el cuerpo,
la armonía de enredarnos, sin fin,
como miel contemplada,
probada y satisfactoria,
donde descubro el pálpito
agarrado a la introspección
y su matiz enrevesado,
impulsivo,
desprendiéndose de la tribulación,
cuando brota mi piel de tus labios
creando un torbellino simultáneo
que confirma la hipótesis de la luz…

Y me lo creo,
saboreo el elixir divino;
la osmosis azul de los elementos…

Es que todo instante trae experiencia;
cada estado, un lugar estratégico
en la transfiguración
que va acertarnos del todo
en la antepenúltima posición
caída de las estrellas…

Nada Cauteloso

Asisten al estreno de la noche,
la dulzura maquiavélica de tus silencios
y su instinto de conservación,
envolviéndose,
imperantes,
en las columnas que me sustentan;
dejándose acompasar
entre los deseos encontrados
que se descubren,
nadando entre flores de plata…

Su emanación es
pálpito sagrado;
ecosistema que deja salir
la energía motriz de sus caudales,
como una cascada
cálida y renovadora,
alargando la pirueta
con la que la esencia se arroja, dando
en el blanco de la sombra;
en el clavo,
cuando procede el brillo y la vibra
en lo relativo a la física equipada
con la habilidad
de reincidir;
de sentir la vorágine de las mareas
y las palabras en la misma lengua,
como un vaso,
ardiendo;
bebiéndonos esta sed en común…

Volver el reflujo, expulsión
y fluir en mi asalto vaporoso,
pegado al tuyo,
concienzudamente,
alcanzando el poder de rotación,
cuando me fundo a tu contacto;
al acceder el asombroso escenario de los soñadores,
reaccionando a la verdad que se revela
ensartada en tus sienes;
en el iris de lo indómito…

Excedido

El esqueleto del frío
se concentra en ese retorcido experimento
para hallar el elemento,
cuyo fallo me deja expuesta a tu cercanía
y me susurras la fórmula secreta,
al oído,
para acabarlo por completo…

La bandeja del flujo acalorado
testifica a mi favor,
sirviéndote de su estridencia,
sin desentenderse
de desaprender de esta magia nocturnal
que marcha en mi mente…

Te llevo a las fuentes fugaces del universo
y el tamaño de la llamarada
que burbujea,
va cegándome con el sol que miras
sin tener en cuenta lo embriagante que te tornas…

Te doy portales que invitan a desafiarlos
y me sobra el delirio trascendental,
en abstracto;
psicosis revolucionaria
adscrita a un fractal de estrellas…

Despavorido se desliza
el sueño incurable;
la memoria del olvido
y sus simetrías inquietas;
mis palabras son al margen,
lo que digo, el puente
y lo que no,
el hallazgo incalculable
que sigue hasta el sureste,
porque el norte es de los vivos
y agosta el poniente
cuando ya me tienes sacando cuentas
de un rédito infinito…

Constataciones Sobrenaturales

Un mar en llamas recoge el horizonte
que no cesa en su caída;
lo veo
abalanzarse sobre la silueta vespertina;
atravesar la marca
que completa el cierre y la apertura
en el ciclo de una travesía
que va a arrancarle el corazón
al día y la noche
en la antesala
que compone el ala este
de esta silenciosa fantasía…

Y tú,
con el juego hipnótico en la lengua,
recoges su transparencia atenazante,
ahogándome de su vehemencia,
mientras se extasía al iris
de la intuición,
desprendiendo un vaticinio
favorable para los dos…

Conoces
la crónica de mi anonimato;
el soplo que pule la canción,
interactuando con el impacto
de perder y perderse;
lo que alinea el arco y la flecha
sobre el ángulo relativo
que pretende conectarte
a estos ojos que te reflejan…

Me surtes una reacción natural
al completar el círculo y soltar la esfera
y consigo
el efecto deseado;
la visión del hábito y la consecuencia
de bucear la línea intermedia,
donde aletea tu silencio…

Porque todo lo que toca, cambia
y nunca terminas de hacerlo…