Rescato los atuendos impetuosos,
lloviendo con el clima,
para atizar la tormenta
y atraer tus ojos,
mientras se va impulsando
el efecto de desbloqueo
y vulnerar lo que impida
que el símbolo de tu presencia
se vuelva fuego trascendental
que mueve mi antojo…
Adivino tu reflejo pletórico
en esta oscuridad
que ilumina, con viveza,
cómo suenan las palabras
grabadas con insidia magistral
sobre cada nuevo ahora…
Y se amontonan en tu lengua,
mientras improvisas la primera melodía
que no para de enamorar,
incluyendo la asistencia filosófica
que voltea el mapa
donde no me encuentro…
Como la marcha opuesta,
me mantienes asida
a tus brazos nebulosos,
musicalizando el verbo
con una destreza que excita…
Elogio de compartir la inocencia
de estar flotando en la luz
con la perspectiva
de las olas,
hecha de humos deslizados
en toboganes de euforia…
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