Imperecedero

Intacto el toque de tu fuego,
me seduce
con su movimiento reverberante;
tu lengua me consume
con tal desenfreno
que muero por descubrir
el relámpago que sabe
sostenerse entre sus pliegues
y derretirme,
fulminada por su poder…

Y luego estás tú,
traspasándome la química universal
que te carga de lo indecible,
porque
sabes acceder y deslumbrar
cada una de mis partes;
tienes maneras de inquietar
que nadie más
al darse y declararse
una dulce descarga de polaridad,
abarcándome toda…

Cornucopia
con la que inundas mi ambición,
desorientando la razón
para encontrar la resonancia de mi sentir más hondo
y comprender los sueños del mundo,
sacándole brillo al iris del arco
que te mira
despedazar el tiempo;
fecundar la respiración
y completar el deseo
que brilla sólo en tus ojos profundos,
como el vicio del autodidacta,
apostando por lo mejor…