Trasluz

No basta
con ensordecer la penumbra,
sacarle los ojos a la realidad
para evitar la niebla
que nos acontece,
impredecible;
el encubrimiento
sólo rebasa el cántaro de lágrimas,
haciendo retrasar el vuelo que sigue…

Atravesarla conlleva
aceptar la ablución experiencial;
hallar el trampolín
desde el fondo de lo incierto;
catapultar la semilla
aplacando la imagen tardía
que va a quedarse con los restos…

Al mismo tiempo,
la intervención de tu lengua
avanza circular
y me está sonando en el cuerpo,
la armonía de enredarnos, sin fin,
como miel contemplada,
probada y satisfactoria,
donde descubro el pálpito
agarrado a la introspección
y su matiz enrevesado,
impulsivo,
desprendiéndose de la tribulación,
cuando brota mi piel de tus labios
creando un torbellino simultáneo
que confirma la hipótesis de la luz…

Y me lo creo,
saboreo el elixir divino;
la osmosis azul de los elementos…

Es que todo instante trae experiencia;
cada estado, un lugar estratégico
en la transfiguración
que va acertarnos del todo
en la antepenúltima posición
caída de las estrellas…