Concesiones Sublimes

Ese decir incalculable
que me deja
mirarte más adentro;
esculpir, en el silencio, un guiño
para acceder
a tocarte;
a soportar el rompimiento de la palabra
para saborear la sagrada vibración
y aproximarme al punto
que excede tus bordes,
incesantemente,
ofreciéndote soterrar la sustancia
en los abismos de la carne
donde tienes prendida mi insensatez…

Acelerar,
encadenada a la condena
de perder el rumbo,
mientras la luz va encumbrándose
para ver surgir el entusiasmo,
desbaratando el orden
en plácida inconveniencia,
pendiente de sujetar
el cariz más brillante de la noche…

Me das una partida envidiable,
cuando esplendo en tus dedos,
sintiendo, íntegro,
el movimiento del triunfo;
al inseminar el sigilo,
cuando huyo a los brazos fugitivos
de tu aguacero…