Y no me salgo de tus ojos
y no me canso de gustar
ese sabor concentrado,
delicioso,
cuando llegas, hasta mi boca
y te beso con un pálpito
de luz colgante,
surcándome;
irradiándome tu personalidad…
Tu piel resbala mi deseo
en una espiral de gozo
quemante;
púlsar,
abriendo el silencio,
relamiéndose
mi colección fascinante de astros
que conjuras,
como memoria pasional,
semántica y episódica,
forjándose, hora tras hora,
en la recurrencia del caos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario