Emites un haz sinfónico
que busca y encuentra
exhibir, en su totalidad,
cómo se eleva el silencio
y vocaliza su filo brillante y expansivo…
Me quedo con ese toque de zafiro
que me corta la lengua;
el viaje por tus ojos me revela
que lo que te rodea vibra
para luego desvanecerse, sin más…
Me sale
una coreografía de palabras;
un tipo de punción divina
que derrumbo sobre la majestad
de lo que sigue ardiendo en el corazón de todo…
La vida en desahogo,
como un derroche de equilibrio,
me enseña el desvarío instrumental,
cuyo asunto
se desprende, juicioso,
ante la nívea oportunidad
de abrir las compuertas del vivero de lo absoluto
y, de su aromática planta,
poderte regalar
la savia melódica de lo que toco…
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