Con el nivel de detalle
que te halla el propósito de toda inspiración;
eres la ruina de la cordura,
palabra metabólica
que elucubra
un trance de almidón;
el temblor neural,
cuyas terminaciones
me ven nadar en la flor del anochecer...
Ya estoy comprobando
la eficacia de haberme rendido al placer
de tu acción cotidiana…
La tradición de fundirme a tus ojos,
seda mística;
fuego resbaladizo,
me abrasa…
Y la danza fértil de las células
no oculta la herida de amarte,
la deja expuesta
mientras, detrás, avanza,
mezquino,
el ayer sin posibilidades…
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