Lista para
detectar la señal que me envías;
toparme con tu agua proverbial
y presumir del tórrido contacto…
Embebida de su llamarada,
aprieto el espacio
en que originas el juego textual
que te reúne conmigo,
infalible,
y abundo,
te disuado
con mis perlas de rebeldía
para un desplome meteórico de fallos…
Se tornan dorados mis dedos
al amoldar la fantasía,
sin desperdicio
y se estremece el universo,
mecenas de tus intenciones,
al absorber lo que consigo…
La huella química
va curvando los lados
hasta dejar expuesta
la tendencia a resolver el laberinto
por diversión;
transferencia de energía,
agitación que le sigue
al tacto del contraluz,
tan perceptivo,
que promueves…
Me electrifica tu captura
que gobierna toda fascinación
y es que tengo que ver
qué ver
cuando inclino hacia tu lengua
esa ración que augura
va saberte muy bien…
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