Absorbo tu métrica peculiar;
la mecánica de tu alma
pendiente de salvaguardar todo lo bello
y tienes a bien,
someter el lugar
donde subyacen los contextos
que mantienen el romance,
como agua mensajera
que resbala de andar suelta,
vertiendo el ascua sin cortar;
como demasía, balanceándose
en mi lengua…
Sobre la hondura espacial
se derrite el punto
en que florecen mis mareas y todos sus colores;
donde el tacto sonriente de la espuma
convierte la distorsión en sosiego…
Duele el vértice de tu lirismo
que me escoge para hacer
el trazado a tu mirada;
un derrotero con el que te guío,
como luz circadiana,
marcando el pulso
hacia el naufragio divino…
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