Ráfaga Suculenta

Se me escapa del silencio
que te adoro;
la persistencia del alma y su impulso;
y es que hace tanto
que soy sólo transparencia;
que tu magia colisiona con el surco
que babea su agua desangrada…

Imposible contener ese murmullo
que es mi don,
pesar que santifica lo que siento,
sin aflojar,
invocando lo que siempre el nuevo día,
me descalza hasta los huesos…

Este cambio de lugar,
incansable,
cobijo de sanación,
compagina este tú y yo
que nos convoca al mismo instante…

Luz tejida dándose invisible,
arropando lo imaginado,
como el micelio
y sus carreteras de cristal…

Nado hacia tu lengua
y llueven hilos de sal
sobre la orilla de una noche porfiada
donde estamos los dos en sus mandíbulas;
bocanada feroz y recóndita,
cuya destilación
satisface la rueda del deseo
en su persecución inaudita…