Hoy tengo ganas de morirme de nuevo,
de llorar a mares mi propio sepelio;
ahogar en un río inclemente de versos,
esta feroz angustia que llevo dentro.
Es mi rostro un llanto amordazado,
cuyo ejército de lágrimas tardías
transitan mi silencio enlutado,
declarando las horas malheridas.
¡Cómo añoro unos brazos que reciban
este inmenso lamento contenido!
¡Cómo ansío un ocaso que recoja
este aliento enfermo y sometido!
Tengo ganas de desgarrarme la vida,
de expulsar este veneno que me inunda;
de forzar severa y pronta una salida,
sin este preludio hiriente que me abunda.
Son mis dedos barranco a esta agonía,
que pretenden arrojar este tormento,
con agria tinta declamar las letanías
que acaben este mísero sentimiento.
Tengo ganas de morirme nuevamente,
levantando con llanto mi sepultura;
sucumbir a la bestia que me presiente
vulnerable en esta hora de locura.
(06.06.10*)
de llorar a mares mi propio sepelio;
ahogar en un río inclemente de versos,
esta feroz angustia que llevo dentro.
Es mi rostro un llanto amordazado,
cuyo ejército de lágrimas tardías
transitan mi silencio enlutado,
declarando las horas malheridas.
¡Cómo añoro unos brazos que reciban
este inmenso lamento contenido!
¡Cómo ansío un ocaso que recoja
este aliento enfermo y sometido!
Tengo ganas de desgarrarme la vida,
de expulsar este veneno que me inunda;
de forzar severa y pronta una salida,
sin este preludio hiriente que me abunda.
Son mis dedos barranco a esta agonía,
que pretenden arrojar este tormento,
con agria tinta declamar las letanías
que acaben este mísero sentimiento.
Tengo ganas de morirme nuevamente,
levantando con llanto mi sepultura;
sucumbir a la bestia que me presiente
vulnerable en esta hora de locura.
(06.06.10*)
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