Cuenta las veces en que mi suspiro
marcó tu indiferencia;
las veces en que mi llamada
se aventuró a los costales del sobrante…
Ahora se ahoga el clamor
de una deslucida tarde…
Un garrote de ansiedades
machaca mi costado
y sólo puedo beber del aire intoxicado
que me trae tu ausencia…
Estas manos de nube
ya no alcanzan tu claro;
acumulan la sombra con vehemencia
y las vuelve un racimo de llanto
-espectro de quebranto-
Incrusto mi canto en la niebla
y un borbotón amargo
cuaja el respiro de mis labios…
Que ya no se ofrendan…
Sin tu permiso,
sólo queda un rayón en la piedra…
(24.05.12)
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