La pestilencia del embargo
-borla de espinas-
rueda desgarrando mi luz…
Infalible se torna la cruz
y me clava implacable su esquirla…
Las aguas de mis heridas
flotan en un torrente de acero,
que sepulta tu semblante azul
en el puñal de la desidia…
Descarto mi sonrisa
y tu ausencia recrudece…
En un epitafio mudo
mis manos se convierten
y sin querer evitarlo
hallo la muerte…
Festejo el sacrificio,
mi paso endeble reducido a gritos…
Hallo mi voz sin tono,
el verbo desierto;
la noche sin brillo…
Un poema viejo;
una sombra de mis hilos,
que ya nada sujetan,
porque te has ido…
(15.04.12)
No hay comentarios:
Publicar un comentario