La niña oscura pinta de agua su ventana
y sombras de fuego impulsan su mudo resplandor
que pronto enceguece…
Maúlla bruno el último sol
que cierne océanos de noche,
paralelos del tiempo que no le miran…
La niña oscura trama un árbol en su camino,
pero no alcanza siquiera la semilla…
Trepa del vacío su compendio…
Dibuja cárceles de ríos
en escenarios desiertos…
Trémula
su esquina extravía la espera
y el caminante
se separa de ella…
Le lava la cara un intenso olor a incienso…
No hay dato que cubra ni espante;
que endulce o amargue…
Hay una nada que cuelga en el aire,
que no dice ni calla
y pronuncia la voz un tatuaje,
que naufraga en su delirio de escaparse…
Va gatillando tormentas estancadas;
nido de arenas depuradas;
sangres congeladas que hierven
por romper su llamarada…
La niña oscura late poesía sin nombre…
Cisne lunar que se esconde,
orientando al polvo
sus renglones no escritos…
Adictos
a tu belleza que vuelve y se va…
No encuentra su propia claridad…
Se aleja, huye y sujeta
y deja su luz entre barrotes de indiferencia…
(28.04.12)
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