domingo, 13 de octubre de 2013

Acechanza

¿Por qué siento el letargo
de las palabras impronunciadas?

¿Por qué ausculta el oscuro laberinto
el destello huérfano del pasado?

¿Por qué alcanzo el dorado
de todas las mañanas sin soles,
que nubladas transitan
opositoras de tu lengua blanca?

¿Por qué agoniza la tapia del olvido,
infligiendo a mansalva el instante de mi pecho…
Retornando malherido el argumento…?

¿Por qué…
Asisto sin reproche a mi propia muerte,
abdicando el espanto de no hallar un silencio claro
y un azul que se ha equivocado de labios…?

(20.09.11)

No hay comentarios:

Publicar un comentario