Vuelca un cielo de cenizas
sobre mi garganta
y escribo los muros
con espinas asfixiadas…
Oxida el silencio
sin tu palabra…
Y una debilidad me arrastra
por los desiertos de mi alma…
Oprimen los acertijos del tiempo
mis arenas dormidas,
sin la huella de tu paso…
Extravía el ocaso
y la noche se despista,
no abre para mí su regazo
-paradojal retraso-,
porque tu nombre no me mira…
El brillo disipa,
el ángel se escapa con el llanto
y una guillotina cae sobre mi canto,
rebanando mi sonrisa,
degollando de mis dedos
el etéreo abecedario…
Todo está nublado…
Ya no te veo,
encoge el puente a tu orilla
y se lleva mis versos un negro río…
No me reconoce la vendimia
y seca la copa de mi barro,
derramándose en completo vacío…
(29.07.12)
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