Tu desnudez se prolonga,
sin rodeos,
por los canales abiertos
de mi sensualidad;
nadando en luz,
se acomoda,
fugada de tu cuerpo,
tejiendo la disposición
para encontrar la noche en mis ojos,
aullando,
embriagado tu instinto animal
de su licor de estrellas…
Bajo tu influjo
se activa la cámara secreta
que guarda los tesoros de mi oscuridad,
desgarrando el velo;
haciendo caer la gravedad
de la materia
sobre este lecho afrodisíaco…
Dejarte
mover mi sal
a través de los dedos;
hundir mi claridad bronceada;
palpar este reflejo demoníaco,
que nos ahoga…
Meterme dentro de tus formas cinéticas,
fumándome tu silencio,
mientras creas insinuaciones
entre bocanadas,
vapor de turbulencias,
estimulando
el juego límbico;
el área de mi mente
que hace que crea que coexisto
con su realidad divergente…
Saberme bajo tu efecto
y que sepas,
cuando sucede…
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