Mérito

Al soltar tus palabras,
abruptamente, me las tatúas;
qué poesía se aposta en tu tacto
que enerva la orilla salada del desvelo
y me tripula,
serpenteando el arrebato;
despegándolo desde la punta de tu lengua
hasta alcanzarme,
mientras te rozo y me ciñes la distancia…

Hueles el hábitat de mis feromonas;
te gusta
accederlo;
montar el pálpito de la acrobacia secreta
que me acomoda en tus ojos…

Y me impresiona cómo
dilucidas el trayecto de esta luz con alas,
cuando alzo vuelo
y galopas la inmensidad
que se amplía para ti,
como un esfuerzo individual o colectivo
de todos mis estados,
suficiente gravedad para verte caer
sobre mí,
conceptual…

Estallar en psicodelia,
sin guardarte nada,
sanando la rareza herida
con un barrido de colores que desentierra
el bocado sináptico;
un oasis de miel y melodías,
polen veloz,
fecundando el aire en éxtasis;
sinóptica de esta penetración reticular
con la que tiendo a morir y resucitar en tu piel…

Trágico paquete
que abre la dócil fatalidad
que, aún arisca, no puede escapar
de este poder superorgásmico,
porque el mundo entero recorre en tus palabras
el reflejo puro de eternidad y encanto…