Constante

Al paso de tu lengua,
se balancea mi piel;
tan pura,
mana del vaivén
con el que logras sacarle chispas,
perturbando todo alrededor,
ocurriendo,
como la mágica aleación
de los silencios
que fluctúan, imparables,
para ensordecer el descuido…

Al cabo del alma,
en circuitos despóticos,
se registran la pausa, el brinco y la caída
sobre mi pecho y a través,
sin tardarse…

La contracción liberadora
va desmintiendo lo que conozco
y el repunte de lo que place al corazón,
se apunta el próximo advenimiento
de tu saliva…

Y pronuncias un hechizo,
en sincronía con lo que siento,
descartando no conseguir lo deseado,
cautivando la consecuencia
de arderme por dentro
a cada rato…