Agitadora

Tengo en la piel de mi lengua
un fuego parido;
la necesidad de
romper cada reparo
que impide surgir lo irrestricto;
liberar cada indicio
que oprima el despliegue de la esencia…

Y te doy a probar
de mi actividad frenética;
del fulgor intensivo
y sus incendios de agua;
del confeti que disparo,
subversiva,
acostumbrada a deleitarte la mente…

Ese algo,
tan sensual y poético
que me habita,
se vuelve
derroche de estilo;
ponencia,
que acaba, siempre,
incitándote a tomar la iniciativa
de vestirme de tu silencio,
íntegro,
en respuesta a lo que te doy…

Sin otro propósito
que deslumbrar a tus ojos
para que vengas, conmigo,
cuando desees el resto,
sin ningún pudor…