Me desmayo
sobre los ejes cristalinos,
sin desvincularme de tu orbita
que alardea, de tus formas,
como motivo de mi absoluto…
Ante la vigilia del sol
y el escape eterno hacia tus redes,
mis aleteos demudan;
me das un acceso interminable
a tu fuente de recursos,
sin bastarme
la luz de terciopelo
que me subyuga…
El vaho de tu lengua,
me humedece;
dejando aparte lo absurdo
de mantener la barrera
de este desglose puntual
que va a provocar el latido de obstinación
más allá de lo que acepto…
Se trenzan con la noche,
las fragancias de una desnudez ecuánime
que nos hace colgar
los atuendos eléctricos
y postrarme en lo blando y fogoso
de tu lecho apacible,
ramal de carne y hueso,
que me hace vislumbrar
un destino sin límites...
No hay comentarios:
Publicar un comentario