Qué aturdida me siento,
empapada de tus ojos;
de tu forma de concederte;
de acostumbrarme al timbre
que encaramas, poco a poco,
en mi frente…
Me parece irresistible
confrontar tu acento;
componer un intercambio a tu medida;
suficientemente, deslumbrarte
con este reflejo que agoto
para mostrarte
la trama angélica que me construye,
cuando me hiere tu atención
y se hace, tu voz, mi desafío…
A diario,
trasgredo tu piel nocturna;
todos sus lados me aprisionan
y, desenmascarada,
se trasluce lo frágil que soy…
Insoportable se me hace esta aventura
no forzada;
la pelea de burbujas de clarividencia,
porque mis letras ya son tu perdición…
Tanto adoro estar a tu alcance,
mago de mis cicatrices
que se burlan los ángeles,
porque espacio y tiempo dimiten,
mientras alimentas esta mágica dimensión …
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