Con un golpe de luz y cristal
me acercas
el brillo esencial con el que miras
y que asegura el roce suficiente
de tu piel y la mía,
una y mil veces…
Da igual
si me muerde y devora tu atención;
que me recorran los demoledores instantes de tu sonrisa,
si corro por el aire,
colmada de emoción,
mientras se agrieta y se filtra
y, entreabierta,
me consiente una fantasía galopante…
Ningún otro instante sorprende
esta forma de tender a la síntesis;
todo lo que siento
es el cascabeleo del placer precoz;
contienda rabiosa que te sabe
vidente
incorregible;
intermediario del universo,
cuya respuesta cósmica
a este juramento,
te hace hundirte conmigo
más allá de la razón…
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