jueves, 23 de junio de 2022

Deliberados

El tintineo de tu lengua,
al nombrarme,
es fuego que me acorrala
y se mueve tan dentro mío;
que en lo sucesivo te reconozco
y me ocurres
con el tacto airado de la sensación…

Me sustrae
la suma de todos tus detalles
en función del desafío
y ya me tienes,
dando vueltas a tu alrededor;
sorbiendo el desenfado
que esparce el germen de claridad palpitante
que sostiene, a toda hora, mi desvarío…

La noche y su intervalo,
como un estuche lleno de palabras;
como el único relieve
que va permitir mi ascensión a tu lado,
se convierte en savia dulce…

Tus pliegues,
enredándome,
aguantan esta polaridad insondable
entre tú y yo
y se derrama de tu alma el fulgor
que reproduce el andar de los sueños…

Las pulsiones aferradas a una onda
en expansión,
me inoculan lo impetuoso
y es que la pasión de tus mareas crece
en el presunto desliz
que intuye la pendiente al desenfreno;
el tobogán de fuego resbaloso
que, sin precaución, sugiere el soborno de la luz,
te sumerge en mí
y te engancho;
y me engancho
y activamos, del cosmos, su núcleo generador…

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