Un sueño de latitudes embriagadoras,
hace de mi alma un caudal
que alimenta centellas;
un río amoroso que riega tu silencio
y fecunda su brillo…
Soy en la punta de tu equilibrio,
translúcido reguero,
mostrándome indomable;
panal de cuarzo que preserva
este mordaz acoplamiento;
engranaje
con el que tu pedal acciona
un pitar de alborada;
barrido de pedestales
que ensalza esta luz compartida…
La arista oculta de esa teoría
se muestra ante mis ojos;
viaja por el aire,
iluminándome
con su velocidad de oxígeno,
sorpresiva minucia y su escuela,
enseñándome que existo…
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