Gravitas mi alma,
como la pirueta cósmica
que muda, de los cielos, sus colores;
como partícula de gracia,
cuyo brillo me germina cada noche
en la lengua…
Eres el vientre del sosiego
que determina todas mis muertes en una sola;
permanente arqueo de luz vocal,
cambiando de forma los tejidos
para poderme recobrar
con su causa y efecto;
refugio de mis palabras…
Mi luna se llena de tus ojos,
esos eternos anillos de agua,
bendiciendo el humedal
que sabe de tu huella;
funda de cristal
que almidona cada letra,
forjando concepto, rima, sinónimo;
consonancias eternas…
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