Rotundos

Eres capaz de transgredir cada plano;
transferirme, con ingente parpadeo,
tu impronta;
reservar almíbar para mi boca,
emprendiendo un trayecto
entre tus labios y los míos
con tono maestro…

Tu tino me seduce
y sobrepasa mis límites
y voy a parar a tus brazos,
cuando te me inyectas,
desinflando las sombras,
trágico axioma
que persevera en mi causa,
narcosis del silencio…

Me insta tu tacto;
tu pulso de arrecife,
dinamitando la travesía
que alcanza el nivel de energía,
donde bailo engarzada al desenfreno…

Me atraviesa el visor del ciclónico catalejo
que desvía y sostiene la postura
de los desplegados torrentes
que hacen que me refulja la mirada…

Y, con fervor, enamoro tu noche,
mientras la encuentro hurgando
la infografía de mi alma…

Ambos completos,
aclarando el gusto,
mientras llevo puesta tu osadía,
incondicional extracto de infinito;
diapasón de cristal,
rozando deseo y fantasía…