domingo, 20 de marzo de 2022

Inmanencia II

Los espejos de la noche me señalan
y, al abrigo de su amparo,
renuncio al acribillado disfraz,
aparcándolo sobre la náusea…

Al filo de su tacto,
se revuelve la señal del mundo;
su neurosis amaina;
la cúpula de plata se estremece
y luego el silencio
crece,
como el anuncio del alba
en la rotación de tu lengua;
me substraes;
me llenas de una labor creadora,
frenesí del alma…

Escarbo las dunas de aquello
en cuya frecuencia vibro
y reinicio;
veo venir la onda sonora de agua y aire;
su color es invisible,
hasta que su impacto libera tu magia
en mis pupilas
y me escribe los enigmas astrales;
lo inmenso se abalanza
latente;
refulge, inexorable,
la distorsión celada por el instinto,
el excedente de lo frágil;
el alarido excéntrico,
prominente,
cuyo exotismo exalta los suelos límbicos,
como átomos que consolidan la catarsis…

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