me estás emborrachando el silencio;
me tienes flotando,
como un pétalo de plata
en el meritorio territorio de tu verbo,
laboratorio de ensueño
que me eleva
a la dimensión del placer…
Tu entrelínea me ampara
y entre las cuerdas,
sostenida,
una nota de agua
fija un salto a través del espejo;
el reverso de la mirada
y pongo el suelo en tu sentido;
doy un golpe de gracia,
parábola que tira de mi esencia
y me dicta
la metáfora que empuja
una reacción en cadena…
Sigo y consigo un clima multicolor
y me place pronosticarte lluvia;
moverme y promoverme en tu descuido,
consecución infalible del arcoíris…
La punta de la vida engarza mi carne
y un gránulo de fuego,
fecundado por tu mirada infinita,
incontenible, se expande,
alborotando mis latidos
que se orientan a través de la invisibilidad,
donde veo todo pasar,
vértigo y prodigio,
razón sin más razón que adorar
cada instante contigo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario