jueves, 24 de marzo de 2022

Andina

Te escribo en la corteza del silencio
mi corazón radiante;
con la precisión
que ejerce presión en mi alma,
como enlace intangible…

Y no me basta
con abordar tus tatuajes;
la osadía del caleidoscopio
me acumula
y, a resguardo de la luz,
asciendo por negros laberintos
para luego brincar sobre el dulzor irresistible
de tus ojos…

Con sutileza me conspiras
e inusitado se torna el tiempo;
se duerme la arena,
henchida de una quietud
que se exhibe poblada
de tu mágica lengua…

Deber dejar que arribe tu influjo,
fuego salvaje que nos enlaza,
se hace exigencia;
experiencia que me pinta los labios con tu brillo,
mientras le incrustas la sinfonía mineral
de una alusión que quema,
apreciando cada arpegio con la piel
en clave desigual…

El suelo limítrofe
y la sequedad del miedo
siembran su estancia marmórea y granítica,
donde se erige tu victorioso imperio…

No hay comentarios:

Publicar un comentario