sábado, 5 de marzo de 2022

Desembocadura II

Te precipitas, disuelto,
desde lo más alto;
te abres paso, despacio, por mi interior,
atendiendo el vocabulario espacial
que te hace abarcar mi caligrafía;
arrastrar todo lo que soy
hacia la inmensidad de tu oceánica saliva…

Encuentro la melodía de la noche,
el clima y el privilegio;
el atajo al jardín de los dioses;
turbulencia que remece hasta los huesos;
sensor del alma,
detectándonos despiertos…

Me procede la hecatombe
y, en consecuencia, voy directo a tu boca;
tu dotación de palabras
inaugura el instante perpetuo
que me invoca y arrebata…

Sin miedo me aventuro
a ese fuego tuyo que se acrimina
conmigo;
me abres la puerta del silencio
y se ilumina la sospecha
intuido, el viaje a tu mirada…

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