sábado, 12 de febrero de 2022

Ceremonial

Supera la velocidad del donde y el cuándo
un algo, saliéndose por tus ojos,
miel de verdad;
luz que me encuentra
y te señala,
como acérrimo defensor de la magia…

Está escrito en el aire
el arrojo con el que me bañas de gracia,
contorsionista del silencio
y me muevo a tu ritmo;
el maullido de mi piel nace
en la división que le provocan al cuello
tus colmillos;
entreabierto
respira el trance;
nada, en mí, la chispa blanca
y, sin la agonía de reverberar,
debo atravesar la tonalidad que me agrede;
despertar el sonido traslúcido de la carne…

Sé hacerte confesar,
a más no poder
que brilla, vibra y muere,
para volver a nacerme en la lengua,
el gesto bravo de tu aliento,
pues se me concede, sin disimulo,
quebrando lo cierto,
abriéndome los paraísos de saturno…

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