Dotas a mi mente
de tu tacto sublime
al seducirme con tu mirar;
espantas toda forma de evasión
y el intercambio
consigue la espontaneidad de lo diferente…
Extraes
la androginia de la muerte;
le sacas filo a mi voz
y soy fuego y agua de una misma fuente;
floto y desciendo,
como puente,
más bien acueducto,
mientras salivo en tu sorpresa…
Con un sólo toque tuyo me desbordo,
como principio activo
sobre los fondos visuales
que nos amparan …
El mundo después de tu lengua,
colapsa;
se reduce a tu propia versión
e insiste en asediarme,
aún cuando me tienes
la mayor parte del silencio,
porque te traigo aprehendido
desde antes;
desde siempre…
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