Descubres mi fragilidad;
mi punto y talón;
vulneras mis muros
con tal facilidad
que me rompo,
cuando tus dedos excitantes
rozan mi palpitar…
Y es que siempre te soy
cristal ardiente;
hoja de fuego,
escribiéndose;
agujereando el vacío espacial;
sangrando
con el ávido órgano
que desnuda tus sentidos…
Me ocupo de
incinerar la sombra;
provocar la experiencia inmersiva
para desfogar los deseos
y consumirlos en tu boca…
Como de tu silencio
y exaspero;
arranco con el ímpetu de atravesarte;
atar tus aguas a mi cauce
y que se extienda
a través de la noche,
todo el amor que nos sabe,
venciendo dimensiones…
Me atraes incansable;
tu ráfaga feroz me hace demudar
la bestia más gentil;
despertar a la diosa de cimas doradas
con estas locas ganas
de fermentar en ti…
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