Arraigo y Seducción II

Te presiento,
susurrando en el medio adecuado;
dejando escapar lo justo
para formar una danza
con los sólidos mágicos,
mirándome con cada palabra
en la mente,
donde me persistes
y no voy a ningún otro lado;
me tienes
atada al coraje increíble
de un corazón en llamas;
la lengua, babeando poesía
y, entre los dedos,
el tacto salvaje de lo literal…

La luz aprende a reflectar
tus colores, vibrando,
mientras apuntas
hacia el cruce labial,
imperecedero,
que nos reparte en el otro…

Me aturde tu performance
y nado tus manías de fuego
para soslayar
que te decidas por mí,
todo el tiempo,
propagando tu acústica señal
al regarme por tu sano juicio
y descalabrarlo
para consagrar, por fin,
el maleficio de tu silencio…