Todo de mí,
todo,
desde lo más hondo a la superficie,
se desgarra
ante la tersura de tus rayos…
Al advertirte,
emulo la teoría del color
y me desangro
sobre los arcos astrales,
inundando el horizonte de tu alma
con mis tonos más brillantes…
Puedo alcanzar,
del centro a la periferia,
tus gigantescos ojos
que se tornan regios,
explosivos,
consumiéndome…
Tu abrumador precepto,
consolida el empeño
que me enseña el contraste
del subsuelo complementario;
córnea y sinapsis;
panal subacuático,
cuyo papel protagónico
derriba la escala de grises
y en las transiciones del blanco al negro,
ocasiona el ensamblaje indecible
entre palabras y silencio…
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