Luz Implacable

Volcada en un gesto mágico,
acompaso la temeridad
con la que transgredo los lindes
que me apartan del paraíso que eres,
como el amanecer de una flor inmaterial
que sugiere esa clase de goce
que supera lo imaginado;
que irrumpe y sobreviene
con la frecuencia
de la estación del alma…

La reserva de la inconstancia
es el acelerador que me vincula
con el sabio paladar del silencio…

Cazadora instantánea de tu poesía,
me alimento de lo innato
que brota, dejando expuesto
el curso más rítmico
que te caracteriza
y que dejas correr,
como tacto secreto
para mojar las líneas
en su punto más íntimo,
mejorando sus formas;
latiendo con la euforia del ansia
y la prestancia personal…

Como un rumor en el cristal,
desolando la sombra,
tu brillo elástico me adquiere,
porque, estirando tu lengua de látigo
sofocas el letargo,
y sostienes, de lleno,
sin ignorar,
esta tendencia inevitable
a despertar entre tus brazos…