Cercada por tus aguas crecientes,
le das a mi cuerpo
la permeabilidad suficiente
ante la turbulencia
de las fuerzas naturales
que te convocan;
la posibilidad de disentir de lo dado
para desarrollarme en ti,
en un juego simbiótico…
Rebatirle, una vez más,
a la atmósfera,
lo transitorio
que sostiene la distorsión del verbo,
permitiéndole reordenarse
sólo para molestar
y descubrirme entera tuya…
Y es que acotas
el terreno purificador
para quedártelo
y lo presumas
para venir más adentro…
Te topas con el filo de mi lengua
en el momento
en que, hilando la conversación,
trepo la desnudez de las palabras
y se cuece tu respuesta
para que vaya a tu lado…
Te indago,
me indago y avanzo,
hasta el tope
y sigo…
¡Qué hermosa la flora
bañada de orgasmos,
que brota todas las noches,
contigo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario