Tus diseños se me ciñen,
en todos los sentidos;
se funden,
espectaculares,
a cada uno de mis movimientos…
Se exhiben, llamativos,
y bulle el ojo de tu tacto,
entramando los laberintos
que la carne transforma
en revoltoso retrovisor…
Te muestras
y recaen mis formas,
mientras me va increpando tu aliento,
acelerado…
Tránsfuga, la sombra,
ahúma el espacio
para alcanzar la indiscreción del aire
y agitar mi pecho descubierto
alrededor de tus labios…
Su indiscreción se añade,
como una especie de danza,
revelando tu arte central
en mi propio cuerpo…
Las tonalidades
se van acoplando a la textura,
tornando la mixtura que difunde
ese intuir de abeja
que crea el trayecto hacia el disfrute,
incluyendo su proyección vital,
latiendo en la lengua…
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